Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


lunes, 23 de mayo de 2011

PENSAMIENTOS DESESTRUCTURADOS

Imagen: Dani CC Rider


Disfrutaba arrojando piedras al agua. Sólo para ver como la superficie se estremecía. Saberse capaz de alterar algo, sublimando la monotonía de la propia vida. Obviando las pequeñas hecatombes que aquel indolente gesto suyo ocasionaba en aquella franja de mar. Y ahí estaba de nuevo el sol dándose de bruces contra las pequeñas olas. Como si no supiese hacer otra cosa. Las olas lo único que hacían era nacer y morir, en medio de estos dos movimientos, un instante de suprema belleza. Como un único beso de amor.

El ser humano es el ser que todo lo mide. Sin embargo el sol no medía la distancia que mediaba entre el mar y él. Tampoco le importaba que el mar sólo respondiese a las invocaciones de la luna. A los seres humanos no nos gusta darnos de bruces contra nada. Ni siquiera contra aquellos a los que amamos. Antes de precipitarnos hacia ellos, les pedimos el carnet y le decimos “asegúrame que no me voy a dar de bruces”. Aunque lo pretenda, yo no soy ninguna excepción….

La vida de un hombre es una sucesión de puntos. Puntos de partida y puntos de llegada. Y la distancia que media entre ellos es simplemente un vacío. Nací, crecí, amé, trabajé, parí y morí. La vida sintetizada en seis puntos. Suficientes para trazar nuestra propia estrella. ¿Pero por qué todo tiene que ser tan geométrico? ¿Qué importa que la distancia más corta entre dos puntos sea la línea recta? El establecer un objetivo limita la propia expansión. La libertad. El punto al que queremos llegar condiciona nuestras propias decisiones. Anula nuestra voluntad. Es casi hacer un hoyo y esconder la cabeza como los avestruces. Aunque el hoyo nos lo hayamos diseñado nosotros, con la ayuda de un arquitecto muy vanguardista y muchas horas de terapia.

Supongo que no sé de qué hablo. Todo se debe a que venía caminando por la playa. Con ese tedio que nos invade al mediodía, un día festivo. En mi cabeza resonaba el Carrusel Deportivo. No es que realmente lo estuviera escuchando, pero es inevitable, para mí el Carrusel Deportivo es como la magdalena de Proust….. La desazón del regreso a casa desde la aldea, las tardes de domingo, y la inevitable idea (sin palabras, sin andamios) del suicidio ensombreciendo el corazón de una niña, atravesada por la acostumbrada nausea de aquellos que siempre se marean en el coche. La mamá sujetando los largos cabellos mientras la niña expulsa en el arcén los restos del cocido de la abuela y la gruesa capa de grasa que coronaba la sopa. Hace tiempo que ya no quiero matarme los domingos, salvo que por alguno de esos juegos macabros del destino me tropiece con la sintonía del Carrusel Deportivo. Y claro, cuando tardes como la de hoy, intuyo el tedio, mi emisora mental sintoniza ese maldito dial. Así que me pongo a pensar, cosa mala, porque el pensamiento en movimiento, en mi caso me lleva irremisiblemente a la divagación. Y si se prolonga demasiado en el tiempo, a algo muy parecido al delirio. Lo mío es pensamiento desestructurado. Algo propio de personas desestructuradas….

12 comentarios:

Errata y errata dijo...

Me gusta. El pensamiento desestructurado y su obsesiva necesidad de estructurar lo caótico me resulta conocido.
En cuanto a líneas rectas, siempre me inquieta pensar en las paralelas, cuyos puntos jamás se cruzan...
Un beso, irremisiblemente.

marcela dijo...

Me gusta todo lo desestructurado y si puede ser el pensamiento, que es de lo poco que respeto-aunque sea el ajeno-, mejor que mejor.
Adoro tu estilo desestructurado.
Besos

Jesús Galbraith dijo...

lo que está desectructurado es el mundo, tu pensamiento lo único que intenta es soportalo y sobrellevarlo

Carmela dijo...

Y que mejor final que la divagación para un pensamiento.
Me gusta tus desestructura Vera.
Besos

Mixha Zizek dijo...

Interesante reflexión todos tenemos días como ese y buscamos organizarlos de algún sea en nuestra cabeza o fuera de ella. Lo interesante es que nos dejaste parte de tus digavaciones buenamente estructuras y me dejaste pensando en miles de cosas, besos

vera eikon dijo...

Mi pensamiento es efervescente. Generalmente se ordena en ficciones, pero a veces se trata de devaneos. Qué desgraciadas las paralelas, Maia...
Besos

vera eikon dijo...

Quizás las únicas estructuras válidas sean las palabras que nosotras mismas inventamos para nuestros pensamientos...Y aun así, a veces queman...Besos Marcela

vera eikon dijo...

Gracias Trapecista...está claro que las estructuras de este mundo no son válidas. Un abrazo

vera eikon dijo...

Y a mí me encanta divagar Carmela. Es un estado que consigue que me proyecte hacia las cosas (o las cosas hacia mí)....Algo que que vez en cuando es necesario. Besos grande

vera eikon dijo...

La verdad Mixha que no es frecuente que yo publique este tipo de cosas....Generalmente las trasldo a largas epístolas dirigidas a personas muy cercanas a mí. Pero está bien cambiar de tercio de vez en cuando....Bicos

Darío dijo...

Le pedimos carnet o garantía al "otro", pero no se los damos. Desestructurémosnos.
Un escupitajo en el medio del rostro a la voz que te dice: "pídele carnet"...
Beso, mi querida.

vera eikon dijo...

Cierto Darío... Todo impulso lleva implícita la posibilidad de darse de bruces. Si nos paramos a pedir el carnet, frenamos el impulso, y como poco el movimiento ya no será movimiento, sino mera inercia. Prefiero las bruces a la inercia....Verónica "la romántica",dixit.
Beso para vos...