Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


lunes, 6 de junio de 2011

A TUMBA ABIERTA

Al hermano perdido…


Creo que siempre deseé aquel lunar de encima de tu boca. Pero en aquel deseo nada había de posesión, ni carnalidad…. Sólo que mirarlo me hacía bien, ponía mi mundo sobre su eje…. Está claro que habíamos nacido para querernos, no para amarnos. Tú eras una línea recta, y yo , sencillamente, culebreaba….

El primer día nos miramos mal. Durante toda una época nos sacamos las zarpas, delimitándonos los territorios. Pero de pronto comenzamos a respetarnos. Y finalmente fuimos cómplices en el hecho de querernos, en el hecho de quererla. Ella era el nexo, la comunión. Los planetas estaban en sintonía. Yo miraba a aquel lunar flotando sobre tu labio, y no necesitaba más pruebas de ello.

Pero un día dejaste de ser fuera de mí, fuera de nosotras. Y no ceso de culparme por no haber podido protegerte en aquella habitación de paredes de agua, en la que te ahogaste. Aquel día todos llegamos un minuto tarde. Y así sucede la muerte(cuando es fortuita, improvisada…) todos llegan un minuto tarde. Y me di cuenta de que hasta ese momento, yo te había creído invulnerable. Y le preguntaba a los cielos cómo podías haber muerto si eras invulnerable. Tú que eras mi héroe, acabaste por convertirte en mi tragedia. Todo el mundo tiene su tragedia. Y aquellos que no la tienen se la inventan, lo que es menos doloroso, pero conlleva un peligro mayor. Tu hermana me dio tu último mensaje. “Él hablaba muy bien de ti-dijo. Siempre comentaba lo inteligente que eres…” Tú sabías que era de ese tipo de mujeres que prefieren que les digan inteligentes, a bellas.

Y ahora, ha pasado tanto tiempo, que trato de cristalizar tu voz en los nombres que me dabas. “Hippie”, me llamabas. “Estás loca, mujer”, me decías ante los síntomas de mi alucinógena imaginación. Y tenías una forma de pronunciar estas palabras, que , extrañamente, denotaban orgullo. Pero ¡ay!, apenas son ya un eco. Que triste cuando el mar de la vida se lleva cabalgando sobre sus olas la voz de un ser querido. Me fallaste-grito-yo creía que siempre estarías aquí…

Ya ni recuerdo cómo se movían tus manos. Sólo sé que te gustaba llevar los zapatos limpios. Y yo en aquella época insistía en llevar botas de hombre, en perenne conflicto con mi feminidad. Tú te reías. Y yo aprendí a reírme contigo. Siempre me decías lo qué pensabas acerca de los chicos que me gustaban. Por supuesto, a ti no te gustaba ninguno. Pero un día me sorprendiste diciéndome que “él” era buen chaval. No daba crédito….Y yo ante ti, con el corazón destrozado, creyendo que en el amor las cosas debían ser blanco o negro. “Comprende mi dolor, no me digas que es bueno….”
En fin, que ahora me emborracho con el mismo alcohol que tu bebías. Un sucedáneo homenaje.

El último momento que recuerdo juntos (no sé si fue realmente el último, pero sí el que recuerdo), fue en la noche. Yo iba con mis amigas, gozosa de tenerlas allí, mis ojos sólo eran para ellas. Aquella fue “la noche de las tres gracias”. “ Él” la bautizó así. Nos encontramos en un local pequeñito, que ahora tampoco existe. Estuvimos hablando un rato, una singular conversación acerca de “la batalla de las Navas te Tolosa”. Creo que estuvimos en desacuerdo. Y pronto me fui con las otras dos gracias, inconsciente de que aquel iba a ser el último momento que iba a recordar de ti…. De madrugada, cuando llegué a casa, me fui a consultar la enciclopedia…Ahora recuerdo, nos vimos una vez más, y tú me confesaste que al llegar a tu casa, también habías consultado la enciclopedia..

A veces me pongo muy triste, al comprobar que comienzas a ser solamente un borrón en mi vida. Como Ávalon, siento que eres una isla perdida entre las nieblas. Me desespero, ¿alguna vez exististe, o eres sencillamente un mito?. Entonces, en estas ocasiones, donde la nada parece a punto de vencer, mi mente vomita la imagen talismán. Aquel lunar tan deseable, encima de tu boca, que yo sabía que nunca sería mío. Y en eses momentos, mi mundo, vuelve a estar sobre su eje.

16 comentarios:

Darío dijo...

Demasiado doloroso.
Por eso ha de ser que en los sueños, mis esporádicos sueños sobre lo perdido, no llego tarde. Ha de ser eso. No sé cual es, para mi caso, el objeto talismán.
Creo que es una imborrable sonrisa, como un lunar sobre la boca.
Y abrazo, gallegota.

vera eikon dijo...

Sí, muy doloroso, hay heridas que nunca dejan de sangrar. Si alguien quisiera podría llegar a mí siguiendo el rastro de esa sangre, porque de buena tinta sé que no se seca. Pero después de aquel dolor, supe que ya no había miedo. Ya no temí más al amor, ni al desamor, sólo al hecho de quedarme parada, y perder la comba de la vida...Uf, ya sueno a autaoyuda otra vez. De todos modos esto lo pensé ayer, junto con el reverso de la historia...y si cabe es más dolorosa...
Abrazo (¿cómo se les llama a los habitantes de Chaco?..)

Carmela dijo...

"Y en eses momentos, mi mundo, vuelve a estar sobre su eje." es genial!!
Qué bello Vera.
Besos

vera eikon dijo...

Un besito para ti, bella Carmela

Darío dijo...

Chaqueñitos.

vera eikon dijo...

Ja ja, suena a comida mexicana y bien picante!!! Bueno, yo como nací en Carril, también soy carrilexa...

El hombre de Alabama dijo...

Siempre hay algo que equilibra, incluso los recuerdos. Me gusta mucho la idea.

EG dijo...

casi lloro, los recuerdos me emocionan mucho, un abrazo

vera eikon dijo...

Algo que siempre está de nuestro lado Alabama...Besos

vera eikon dijo...

Enjugémonos las lágrimas Emma...
Besos

silvia zappia dijo...

qué tristeza, qué dolor!

pero lo contaste bellamente, como deberían ser todos los recuerdos.

mil besos*

vera eikon dijo...

Es que creo Rayuela que hasta que no nos sobreponemos al dolor, no conseguimos recuperar (de la única manera que nos queda) al ser que hemos perdido. El tiempo te permite mirar atrás y rescatar las imágenes de la vida que llevastéis y que hicieron tan querida para ti a esa persona.
Besos!!

Malena dijo...

Gracias. Me hizo bien leerlo, aunque parezca mentira por la tristeza que tienen las letras.
Me lo apropio para evocar mi tragedia personal.

vera eikon dijo...

Es extraño, Malena, pero entiendo que aprender a convivir con el dolor es el modo de no perder al otro del todo...
Te abrazo

Rocío dijo...

Ay, Vera, qué precioso el texto a pesar de lo triste que es y del dolor que significa... me he sentido muy identificada con todo lo que desprende.

Yo también he experimentado esa pérdida y como dices por ahí arriba, es una herida abierta para toda la vida. Nunca se olvida a los que se van, nunca nunca.

Un besote.

vera eikon dijo...

Rocío (chica de los mil rostros, y los mil nombres...), es triste, la mayoría tenemos pérdidas de la que apenas hablamos, y que transforman notablemente los rasgos de nuestra vida. Evidentemente cuando nos presentamos no decimos "me llamo tal, y perdí a cual a quien quería...". Pero naturalmente, cuando alguien se atreve a nombrar su dolor, enseguida nos reconocemos en él.
Y olvidar nunca, porque el olvido sería como una nueva muerte, que se suma...
Un abrazo