Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


viernes, 8 de julio de 2011

BESO FINAL


"Laberinto" Leonora Carrintong

                                                                                            

                                                                                                                   (cajas dentro de caja
                                                                                                                     y en la última
                                                                                                                   el laberinto,
                                                                                                                   y en el laberinto
                                                                                                                      yo)


el candado perdió su llave
no puede inventarse el olvido*

Fragmento de la última entrada de Rayuela en http://en-zigurat.blogspot.com/

Este texto tiene su origen en estos versos que escribió Silvia Zappa. Así que espero que le guste....




Él era un chico transparente. Su piel sabía a la sal que sucumbe en la cresta de una ola. Su sonido era el del mar resquebrajándose en la playa, desnudo, con todas las plumas caídas. Su cuerpo eran mil ríos desbocados que convergían en un arrullo, suave, como el enmudecer de una pompa de jabón. Su risa era de mercurio y servía para medir todas las fiebres de su alma. Nada era oscuro en él, ser de luz desmembrándose.  Hasta su carne la habían tejido con los colores de un arco iris que había nacido durante el caer de una lluvia de amor. Una en cuyas gotas se escondían hermosos mensajes cifrados.

Pero aquellos mil ríos eran los que insuflaban vida a su corazón, el día que dejaran de fluir, su corazón ya no volvería  a latir. Así lo habían tallado en su cuna de madera, nada más nacer. Así se lo repetía su madre. Siempre le advirtieron que amara con mesura, porque no sería al primero que le ocurre quedarse seco de amor.

Ella era una chica subterránea. Toda  construida de laberintos y fosos con pequeños dragones, verdes, vigilantes. Sus cabellos eran narcotizantes,  al olerlos uno caía sumergido en la profundidad de un ensueño. Su boca era de vértigo. Su sexo, parecía cavado en la tierra. Sus andares el imperceptible movimiento de dos placas tectónicas, uno siempre tenía la sensación de que estaba a un paso del seísmo. Para llegar a ella había muchas tapias que saltar, cimas que coronar, y demasiadas nubes de paso. Mirarla a los ojos era sondear el fondo de un abismo, tenían la oscuridad de un alma en el purgatorio. Pero de vez en cuando, en  alguno de sus recodos, podía verse resplandecer una mota de luz, tímida y cambalache, sobre la que la mirada se paseaba y recorría el suntuoso desfiladero de su cuerpo.
Había nacido con el corazón dentro de una caja, que tenía un candado. El que quisiera llegar a él corría el riesgo de perderse en uno de los numerosos laberintos que lo rodeaban, y en todo caso la llave colgaba del collar del cancerbero. A ella también le advirtieron que  amara con mesura. Porque corría el riesgo de que su corazón encontrase demasiado pequeña y opresiva la caja de madera en la que estaba encerrado.Tampoco sería la primera...
Un día ocurrió que el chico transparente y la chica subterránea se encontraron. Desde un primer momento se gustaron. Quizás ella pensó en esos mil ríos deslizándose por sus subterráneos, y no pudo evitar estremecerse. En algún lugar del mundo tembló la tierra, una ligera cosquilla en su corteza, bajo los pies de los hombres. Quizás hasta él llegó la fragancia narcotizante de sus cabellos y se vio subiendo en esa mota de luz tímida y cambalache, y conoció aquellos laberintos iluminados, aquellos abismos con las entrañas al aire, que ella era un ejército de pequeñas muñecas rusas a las que había que conquistar, capa por capa, hasta llegar a aquella última caja en la que estaba encerrado su corazón.

Por lo que a pesar de las advertencias acabaron por yacer juntos. Todos los ríos de él se desbocaron en ella como corceles en estampida, salvajes. Y derribaron todos los diques, inundaron todos los pozos, recorrieron todos los laberintos –porque no existe laberinto en el mundo en el que el agua no pueda encontrar salida, eso es algo que había olvidado tener en cuenta el arquitecto del complejo entramado de su cuerpo-, y reventaron la piel de todas esas muñecas rusas, hasta llegar a la caja donde su corazón se ocultaba. Como dijimos, la caja estaba cerrada con un candado, cuya llave el arquitecto había ocultado oportunamente en el infierno. Sin embargo, arquitecto tan previsor había olvidado impermeabilizar la caja. Y no existe caja tan hermética en la que el agua no pueda encontrar la entrada. Entonces penetró por las juntas y comenzó a inundar aquel sarcófago donde se recogía su corazón. Al instante él comprendió que sus aguas ya no regresarían al cauce del cuerpo, porque habían encontrado una nueva sima en la que ser océano. Sintió como los lechos de sus mil ríos se iban quedando secos. Y todo se tornó árido y desierto en torno a su corazón, hasta que no quedó una sola gota que le insuflara movimiento.
Justo en ese instante el corazón de ella quedó totalmente anegado dentro de su caja.
Él cayó sobre ella con el crujir de una rama seca. A pesar del peso del agua, en un esfuerzo postrero el corazón de ella continuó latiendo, el tiempo suficiente para tomar su cara entre las manos, y depositar en sus labios el beso final. En el abismo de sus ojos asomaran unas lágrimas, que se derramaron por el rostro, formando un pequeño arroyuelo, deslizándose hasta su boca, y de ésta a la boca del chico transparente. Y mientras ella se hundía en el vacío, en la nada, porque su corazón ya no tenía fuerzas para empujar bajo el agua, y estaba totalmente ahogado, tuvo tiempo, para escuchar, y sentir en su pecho del que escapaba la vida, como el cuerpo sobre ella emitía un débil primer latido. Y un segundo...


19 comentarios:

Sandra dijo...

Hermoso el relato, especialmente las metáforas que se usan para describir el momento en que yacen juntos.
Cuando el laberinto es muy intrincado la única manera de salir de él es hacia arriba, por eso creo que definitivamente tendré que aprender a volar.

vera eikon dijo...

Me parece una buena manera de desenmadejar laberintos, Sandra, volando. Mientras es lindo ponerse unas alas de fantasía. Beso

Darío dijo...

Subterránea y Transparente, una pareja que se las trae...

vera eikon dijo...

Supongo que tienen que hilar muy fino para que no les pasen cosas como las del relato, Darío..

Aka dijo...

Desde que he empezado a leer el texto me ha dado la sensación de formar parte de un corro de niños atentos a la historia. Me ha encantado el tono, como si de un cuento de tradición oral se tratase con toda su poesía.
La historia, una tragedia, incompatibilidad de conductos y fluidos. Ahora entiendo la importancia que le daba la profesora de física al tema de vasos comunicantes! Por mucho que conozcamos sus peligros, mantenernos al margen del amor es un imposible, y la mesura no tiene lugar. Si vivir es un verbo suicida, amar también debe serlo...

besos

vera eikon dijo...

Oh!Aka, me encanta eso que dices del verbo suicida. No sé, a veces pienso que deberíamos morir en el intento de amarnos(aunque finalmente esto no suceda). Pero claro, finalmente somos demasiado racionales y prácticos con respecto al amor. Pienso que es una lástima. Me gusta eso que me dices del tono del texto, creo que lo único que me gustaría es ser una mera contadora de historias...
Besos

silvia zappia dijo...

vera! soy feliz de que mis versos hayan inspirado este cuento de amor, de muerte y de vida.los tres elementos claves para contar una historia.

mil besos, y gracias por leerme*

Erev dijo...

Una pareja para siempre.
Tierno y original.
Cómo sorprendes, Vera.
Besos.

vera eikon dijo...

Rayuela, la verdad es que no hay cosa que más me guste que leer a alguien y que un verso o una frase me toquen, y de ahí surja una historia o un poema. Porque entonces pienso que escribir no es un acto solitario, sino un acto de amor, de tender puentes. Alguien tiende un puente hacia ti, y tu tiendes un nuevo puente, y así el mundo parece que está un poquito más junto. Para mí siempre es un placer leerte. Bico enorme

vera eikon dijo...

Gracias Erev. Debía sentirme algo tierna cuando lo escribí, y bueno, creo que este tipo de amores nunca mueren. Beso

Mixha Zizek dijo...

Me gusta mucho el relato que dejaste especialmente como transfiguras la relación y va creciendo a través de tus palabras. Uno puede presenciarlo a través de tus imágenes y eso me engancho y siempre me atrae de tus textos, siempre, un abrazo

EG dijo...

Buen día!
Corazones a cuerda...
Corazón de melón o melocotón...
De los laberintos, justamente ayer, un amigo dijo que se sale por arriba, como dice Sandra...

(ya vuelvo)

Anónimo dijo...

Muy bello, hay imágenes conmovedoras. Primera vez que me doy una vuelta por acá y volveré, seguramente.

Beso

Crista de Arco dijo...

Un día ocurrió que el chico transparente y la chica subterránea se encontraron.

Sabes que esta frase simboliza mi historia de amor profundo, inmenso e infinito con alguien... (con el hombre que amo y que sé que, más allá de estar separados por distancias, espacios y tiempos; sé que Él es el único y sincero amor que siento y tengo hacia alguien...)

Me emocionaste. Leer a estas horas de la noche este texto, fue estar leyendo esa historia mágica de mi vida que te cuento... (no diré más)

Un beso o 2 #

vera eikon dijo...

Gracias Mixha. Mañana es el gran día!!!! Un beso muy grande!!!

vera eikon dijo...

Sí Emma, no hay ningún laberinto inabordable a las alas. No volviste....Je. Bico, querida

vera eikon dijo...

Gracia por la visita, Horacio. Besos

vera eikon dijo...

Te deseo mucha felicidad, Eleanor, y que ese encuentro se conjugue muy pronto. Bico

Darío dijo...
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