Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 10 de agosto de 2011

PENELOPE

A Blanca y a María



Tiene
los ojos perdidos en el ayer
los cabellos peinados de pasado
viste con las ropas de otro tiempo

No tiene
un hombre en su cama
un hábito masturbatorio
Le ha crecido una virginidad nueva

Tiene
una canción de Serrat
un hijo
que conserva en alcanfor
intacto
Fantasma en la medianoche del amor
agita las cadenas de la ausencia

Le gusta coleccionar
flores secas
entre las páginas de un libro viejo
Huelen a  los gritos
de una juventud perdida

No tiene
oídos para los rumores
chismes para el comadreo
la veo vestir chándal y tacones

Me la imagino desandando
(silenciosa en la noche)
los pasos que anda cada día
Para nunca alejarse
de aquel último beso

Dándole la espalda
Hurtándole los ojos
él le dijo
“mañana volveré”

Me pregunto
si alguna vez ha llorado
pensando en que hay días
que se distancian del mañana
en una vida completa
En que una mujer
que se sustrae del tiempo
no es más que una marioneta
con los hilos segados
Un trozo de tela mal cortada

Supongo
que ese es un secreto
que oculta con mimo
entre las plumas de su almohada
sobre la que siempre duerme sola





Hoy creo que me voy a poner sentimental.  Ayer mismo decía que no suelo evocar el pasado, pero a veces me sobreviene. Esta mañana he leído una entrada en Yuyo del suburbio y el pasado se me ha tirado encima (perdona Malena que te haya copiado el tema…Gracias)…

Cuando vivíamos en Compostela Blanca, María y yo compartíamos cuarto. Yo era la única gallega, así que cada viernes regresaba a mi casa, para volver el domingo con los pormenores del fin de semana. Ahora que lo pienso, aquellas historias no debían de tener demasiada sustancia, pero como yo las narraba intercaladas de suspiros, y miradas emotivas al aire, ellas siempre las esperaban con expectación. En aquellos tiempos yo era una persona de una timidez enfermiza, por lo que a pesar de convivir con un montón de jóvenes a nuestro alrededor, mi mundo se reducía a las paredes de aquella habitación y a mi amor por mi maña (María) y mi mallorquina (Blanca). Soy un tanto fatalista en cuanto a la amistad. No suelo esforzarme con la gente, pienso que la conexión ha de surgir. Con ellas fue desde el primer momento. Y es curioso, porque en un principio no íbamos a compartir habitación, pero los hechos se encadenaron de esa manera. Me gusta pensar que existió una mano que tergiversó los hilos, porque en realidad no podía haber sido de otra manera. Sin ellas mi vida no sería la misma. Yo no sería la misma.
A mí, que nunca me faltan las palabras,  me resultaría difícil explicarlas. La nostalgia que me invade en este momento. Cómo desde el recuerdo escucho una voz llamándome “portento”(que era el mote cariñoso que me daban, y que siempre me hacía sentir como alguien único en sus vidas). O “ya está Verónica con su posición musa”, que era como decir que el mundo de pronto estaba en equilibrio, y girando para el lado correcto, porque yo estaba recostada en mi cama, de lado, con el codo apoyado, y mi cabeza sobre él, dándole alimento a las musarañas que viven en mi cabeza. El entusiasmo y la dulzura de Blanca. Su boca siempre llena de palabras cariñosas. El ritual de cada noche, poniéndose un guante de tela en la mano, sujetándolo con esparadrapo, porque desde pequeña se chupaba el dedo en sueños, e  incluso en ocasiones amanecía con el guante arrancado.  María siempre haciéndose la dura, al principio bastante reacia a mostrarse. Recuerdo el día en el que tras burlarnos de ella(en broma, sin mala intención) nos sorprendió haciendo las maletas, y tomando el primer autobús a Zaragoza. Blanca y yo, desconsoladas, nos fuimos con Marisa a tomarnos una crema de whiskey al Pepa Loba, recurso a mano en nuestras noches tristes. Hace unos años volví al Pepa Loba, y en vez de Ópera o Jazz, por sus altavoces sonaba Shakira. Sé que ya no volveré... María sí volvió, más nuestra de lo que nunca había sido. También siempre sentimos nuestros a su familia, a su pueblo de Castilla, llamado Sienes. Nos fuimos una Semana Santa, con el espíritu de aquellos que por fin van a conquistar El Dorado. El padre, Jaime, nos preparó torrijas de vino y leche, y unos riquísimos buñuelos. Paseábamos al perro, Lau, al que le gustaba morder piedras. Le pusimos rostro a tantos y tantos nombres, y caracteres... Vivimos la noche de Sigüenza. Pero sobre todo recuerdo el cumpleaños de María, en Zaragoza, hará unos tres años. Y cómo canté tangos en aquel restaurante, a pesar de que estaba afónica, para más tarde marcarnos unas jotas en un garito típico, Jaime y yo. Él siempre estaba cantando. Su casa estaba siempre llena de su voz grave, y vibrante, tan maña. Me cuesta imaginar ahora, aquellas paredes tan vacías....
Ya pocas cosas son iguales en Compostela. Las superhamburguesas del Galeón, se han vuelto escuetas, casi villanas....  La última vez que fui con Blanca nos encontramos cerrado O Galo Negro, así que no pudimos tomarnos aquel dulzón licor de mora ni poner una canción en la Juke Box. Y aunque podamos tomarnos en el Airas Nunes la tarta de chocolate, o las tortitas, seguramente no nos encontraremos al hombre que recoge los tickets en los cines Valle Inclán, con su pila de libros de filosofía en la mesa, fumándose con deleite su puro, asombrándonos ante unos carrillos veleidosamente hinchados. Ya no se puede fumar en los bares...El hombre de los cines merece una historia. Él convertía el simple acto de cortarte una entrada en un acto cirujano. La tomaba cortésmente de entre tus dedos, y la colocaba con cuidado y a la vez con seguridad, sobre la palma de su mano. Justo en el lugar exacto, encima de las otras entradas de la tarde. Entonces, muy despacio, la recortaba, por la línea del ecuador, el lugar en donde el alma se  repartía en dos mitades. Y tú entrabas en la sala con un trocito de entrada exactamente igual al que ahora él tenía en sus manos. Y por un momento, otra vez, el mundo giraba hacia el lugar exacto. Hace poco me sorprendió averiguar que el hecho de “encontrarse al hombre que recoge los tickets del Valle Inclán fumando un puro en el Aires Nunes” está catalogado como una de las 100 cosas que uno no ha de perderse cuando estudia en Compostela. Ilusas de nosotras, que pensábamos que éramos las únicas que habíamos concebido a aquel hombre y su importancia.
Encontrarse a Tosar bajando la Cuesta de Las Camelias, y confesar con los carrillos sonrojados que lo amo desde que lo vi en “Flores de otro mundo”. Mirar la Quintana desde la ventana del café Literarios. Sentarse al sol en las escaleras de la Quintana, o en el parque del Bonaval. Ir al Iacobus y que nos sirva café la mujer mayor que tanto nos gustaba con aquella voz  que parecía hecha de orujo. Pasear por la Rua Nova y encontrarse con los acordes del Moon River, a los que le sigue la silueta oscura del Jazzman of Santiago, con el rostro cubierto con una media negra, y unos labios de cartón rojo, en lugar de boca. Le echamos una moneda y siempre nos agasaja con “A Garota de Ipanema”. Cartas que llegaban al buzón. Yo expectante por recibir las de aquel chico del que estaba enamorada, y que me escribía cada semana. Creía que a través de aquellas líneas más bien oblicuas podría leer su corazón. Blanca recibiendo un montón de ellas, en sus primeros momentos de amor con Pedro. Siempre ilusionándonos las unas con las otras. Ir a La Rana a bailar música española. Salir por Galerías. Acabar desayunando en el Galicia, o en la pensión cuando había sándwich vegetal, que nos guardaba Marisol.
Podría enumerar, y enumerar hasta el infinito. Pero nada podía hacer desaparecer la nostalgia que hoy me invade desde el momento que leí a Malena, y recordé que el primer año, en la época de exámenes, descansábamos para comer yogurt con cereales y escuchar Penélope de Serrat en una versión de Diego Torres. No sé por qué aquella canción nos gustaba tanto, ni por qué parecía poner las cosas en su sitio. Recuerdo que cuando la escuchaba yo siempre decía “en mi pueblo hay una Penélope. En cada pueblo siempre tiene que haber una Penélope….”
Hoy me pregunto si dejaré que el año termine sin volver a verlas. Pero sé que después del tiempo transcurrido desde la última vez , nada habrá cambiado entre nosotras. Porque cuando estamos juntas somos sustancialmente las mismas, o no, y en realidad somos distintas, pero nos amamos del mismo modo. Pero de seguro que cuando las vea les diré que me deben un “día sabático” en Compostela. Y ellas sonreirán…..




21 comentarios:

Isabel dijo...

Me gusto mucho Penelope! pero me quede con la duda de si ella no es feliz asi? tal vez lo sea... pero eso lo sabes solo tú. jeje!

Precioso poema Vera.

Bicos y Besets (como has visto me enseñaron a decirlo también de otra manera jaja! ;)

el maquinista ciego dijo...

Hermosa Penélope 'revisited by vera', y también menos triste (o al menos no tan suplicante de compasión como algunos la pintan).
Me encantó el secreto guardado con mimo del final...acaso ahí resida su innegable dignidad en medio de la mentira.
Geniales los amigos que, por mucho que pasen los años, nos siguen queriendo y comprendiendo del mismo modo......El otro día uno al que hacía mucho que no veía me llamó 'hogar' y de repente mi mundo, que andaba muy revuelto, se pusto otra vez en su lugar......

(ay, qué difícil me pones dejar de leerte!! ;))

Darío dijo...

Ahora si, se me puso nostalgicona.

vera eikon dijo...

Bueno, Isza, la verdad es que se trata de una mujer del pueblo donde nací, pero con la que apenas he cruzado unos cuantos saludos. No podría decir si era (es) feliz, pero supongo que ese es su modo de ser ella misma. O sería, sino fuera que todo es una apreciación personal. Esa manía mía de, en ocasiones, mistificar a las personas....

vera eikon dijo...

Maquinista, qué hermoso eso de que un amigo te llame hogar. A veces el hogar sí que se ubica en los otros. No es que debamos abusar, pero en esas ocasiones en las que nos sentimos perdidos, es bueno poder buscarse entre los brazos de alguien. Y yo siempre he creído que hay algo de aceptación en mi Penélope. La aceptación de vivir en el ensueño. Me encanta el final de la canción de Serrat (porque esa es sin duda mi Penélope), cuando el regresa y la letra dice
"La llamó: "Penélope
mi amante fiel, mi paz,
deja ya
de tejer sueños en tu mente,
mírame,
soy tu amor, regresé".

Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación."
Porque sin duda aquel que regresa ya no es quien ella espera....
Bicos, Maquinista

vera eikon dijo...

Sí,Darío. Me temo que en estes momentos tengo ganas de salir a la calle y repartir abrazos.... Hoy llenaría el mundo con abrazos. Abrazo!!!

vera eikon dijo...

Ay, Isza, se me olvidó tu bico. Ahí va...y unha aperta, e outra para Maquinista...

Isabel dijo...

Ahh yo pense que era un cuento echo por ti y que el personaje por ende era imaginario! ok, nos quedaremos con la duda si era o es feliz. ahora que me dices que es "basado en echos reales" me gusta mas aun!

Besos =)

Carmela dijo...

Seguro que sí lo ha pensado Vera, pero quizás es su elección y en cierto modo es feliz con ella, al menos es lo que quiero pensar.
Los amigos, los amigos de verdad, es lo mejor que podemos tener y conservarlos es nuestro mejor tesoro.
Un abrazo

Tuky dijo...

Ayyy que se me llenaron los ojos de nostalgia.
"A mí, que nunca me faltan las palabras, me resultaría difícil explicarlas." definitivamente, algunas cosas se "sienten"
Besitos

vera eikon dijo...

La verdad, es que a veces pienso que somos muy ligeros a la hora de cuestionar las elecciones de los demás, Carmela. Y puede que ella sí fuera feliz, de ese modo. Aunque seguramente todo sea una exageración de esta mirada mía que siempre es un tanto excéntrica. Y bueno, creo en la amistad por encima de todas las cosas...Algunos dirán que eso puede ser una locura cercana a la fe, pero por ahora sólo me han dado pruebas de su existencia. Nunca me lo cuestionaría...

vera eikon dijo...

Tampoco es necesario reducirlo todo a palabras ¿no es asi, Tuky?. Y hay textos que se acaban leyendo con el corazón. La nostalgia es como un dolor dulce y tierno. Como una de esas hojas caídas de los árboles y que tanto nos gustan..Bicos!!!

vera eikon dijo...

Isza, en realidad es una mujer inventada, en base a una mujer de carne y hueso. Soy de las que tienen el ojo inventor, de las que visten a los otros con vidad nuevas. Pero siempre me pareció que vivía atrapada en otra época, y que todo era por culpa de aquel hombre que se había ido....Nunca sabré si había algo de verdad en todo esto. Como tampoco ella sabrá nunca, nada de esa otra vida que yo le había inventado...
Bico

Aka dijo...

Que texto más acogedor Vera, vas a conseguir poner nostálgicos a todos tus lectores. Un bello relato a la amistad, a la amistad sincera que no es fácil de encontrar, pero que cuando se encuentra resulta algo realmente maravilloso. Estas amistades superan los azotes del tiempo, y pase el tiempo que pase, cuando se reencuentran es como dices volver a la última vez, cambiados cada uno con sus historias, pero con una familiaridad y complicidad natural que no encuentras ni en las relaciones del día a día. Ay, ya no puedo pensar en bajar a Barcelona unos días para reencontrarme con algunas de estas amistades.
Besos

se me olvidaba, el poema me gustó, pero el texto lo eclipsó en mi caso... la amistad es una de mis debilidades

Karu dijo...

quizas nunca sepamos si Penelope era o no feliz, pero imaginemos que si.. Diego tiene unos temas muy lindos...
Me gusto pasar por tu sitio, beso y abrazo a la distancia.

anamaría hurtado dijo...

como ya te decía en el post que viene (tiempo cortaziano), uno se encuentra a si mismo en tus textos, en las amigas del alma, las de siempre, en la nostalgia y en las Penélopes, cuyo destino es tejer y destejer y olvidar sin saberlo, y en las ganas de abrazar
unha aperta y bicos

Blanca dijo...

Verooooooooooooooooooooo....
sólo nostalgia?
me siento una privilegiada y la más afortunada porque aquellos hilos me eligieran para su entramado.
Aquella habitación... en la cuidad perfecta y con unas compañeras de lujo! Qué historietas las de los domingos por la noche!
Nuestro día sabático todavía pendiente a lo mejor era ese su cometido? Qué delicia de tiempo!
Bsos de los nuestros.

vera eikon dijo...

Sí, Aka, no hay muchas, pero no me quejo, me considero muy afortunada. No dudo que bajarás a Barcelona en cuanto puedas. Besos

vera eikon dijo...

Gracias Karu. Un abrazo

vera eikon dijo...

Supongo que los textos que realmente nos calan, son aquellos textos en los que podemos mimetizarnos, Ana. La amistad, afortunadamente, es un sentimiento universal (o casi...), y es muy fácil identificarse con ella. Bicos e apertas tamén

vera eikon dijo...

Blanca, siempre me he sentido muy afortunada por teneros. Aunque lejos siempre estáis, y aunque a veces me entran bajones, y necesidad de vosotras, sé que nunca me faltáis. Aquella fue una época terrible!!!(¿te acuerdas?). Quiero que una de vosotras me diga lo cantarín que es mi acento!!! Arrecaray!!! Besos de amor eterno(no puedo decir otra cosa...)