Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


martes, 18 de octubre de 2011

APLAZAMIENTOS

Imagen: Anka Zhuralev






El amanecer escuece
mientras se alfombran de luz las calles
Visten mis ojos
furia de ángeles
Forjo con la piel un látigo,
mis pasos se deshojan en un herrumbrar de pólvora
A cada despertar sólo anhelo saltar por los aires
y jugar a la comba con el viento,
agitar los dedos en meandros de colores,
sangrar mis bolsillos de océano y palabras

Entonces,
¿por qué insisto en abuhardillar  mi espíritu?

Contemplo con desdén la propia cobardía
arrullo en la brisa el maldecido cuerpo de sonámbula
Quiero morar allí donde la hierba crece
y la luna se recuesta entre un canto de pájaros
El vórtice de mis venas
en azul utopía
La cresta de mi mirada
enjugándose en el reventar de una ola



7 comentarios:

Aka dijo...

Quizás la respuesta a estos versos se encuentren en el poema de la entrada anterior. La memoria del impacto, el canto de la caída, el abrazo de la gravedad, el vértigo que nos impide acercarnos al precipicio por evitarnos otra caída aunque tengamos alas. Los he leído seguidos, y me ha resultado imposible desligarlos Vera.

Besos!

vera eikon dijo...

No hay problema Aka. Yo no les hubiese encontrado la cohesión, pero siempre se aprende del que lee. Quizás sea eso, el temor al impacto que se produce cuando la pasión se desborda(sea del tipo que sea..), y por esa razón nos levantamos cada mañana dejándonos envolver por la rutina, aunque con el anhelo secreto de estallar, reventar en el amanecer de una nueva vida. Bico!!!

Darío dijo...

Vista así, sos mujer de temer. Con furia y látigo, quién se salva?

vera eikon dijo...

Ni yo me salvo, Darío. Sobre todo ciertos días....

Crista de Arco dijo...

"Quiero morar allí donde la hierba crece
y la luna se recuesta entre un canto de pájaros"

Quién no quisiera? Un poema que me transportó en todos los sentidos a otra dimensión *

Un beso o 2 #

Carmela dijo...

Insistir hasta que se consiga enredarse en la ola Vera, no acallar el deseo ni aceptar la cobardía.
Hermoso.
Besos

el maquinista ciego dijo...

...me encanta cómo juegas con la dulzura exterior ('mientras se alfombran de luz las calles') y la crudeza interna (el desdén por la propia cobardía, el maldecido cuerpo de sonámbula...) y cómo lo terminas todo en un crescendo de belleza tal como la cresta de tu mirada enjugándose en el reventar de una ola!

(...me fascina que seas siempre capaz de nombrar, por ejemplo, la 'violencia' con dulzura y decir 'suave' o 'dulce' con una firmeza tal, incluso violencia....;))

Un bico enooorme, Vera!! (ando medio muertita con el trabajo y los cursos, pero por aquí ando, y te disfruto ;)