Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


viernes, 25 de noviembre de 2011

CORRE EL NIÑO

Imagen: Maurizio Bussani






Corre el niño,
enjambre de risas
Corre,
días de purpurina,
peces desfilan un arco iris,
nubes se sueñan pájaro
Corre el niño
brazos que son alas
Vientos cálidos de amor
emanan del torso abierto,
el temblor de una sonrisa
ondula un rostro de adulto
El niño desconoce el cerrojo,
su pequeño corazón
es un nido de luz,
en él
van a morir las sombras
El niño es amigo de la soledad
la acaricia
juegan
saltan a la comba con el sol
Ella lame sus rodillas magulladas
como un perro,
él le inventa nombres
y vidas,
la convierte en heroína de un cuento
El niño no sabe
que un día la abandonará por el camino
y que ella volverá
por más piedras que le arroje
A pesar de que el nido de luz
palpite ahora bajo llave
tras un cerrojo de sombras
Por mucho que corra
lo alcanzará,
perro dócil y fiel,
moviendo alegre la cola

12 comentarios:

Isabel dijo...

"su pequeño corazón es un nido de luz" que ternura!!

Me imaginé tal cual una infancia llena de colores... precioso!

Bico

vera eikon dijo...

Sí, la infancia suele ser así. Llena de luz y colores...Un bico luminoso, Isza

Aka dijo...

Un ciclo precioso, cuanta luz en los versos, todo y que al final se apague un poco por engullir y engullir sombras. O así lo he interpretado yo. Y casi lo veo como una trilogía con los anteriores, volviendo al tema de la fascinación y la capacidad de maravillarse por todo, esta vez en el proceso... de la infancia donde todo entra, todo es nuevo, hasta que al final el nido de luz queda colapsado por las sombras... pero no cabe duda que es posible seguir habiendo espacio, e igual que los agujeros negros absorben hasta la luz y no dejan escapar nada, un nido de luz bien estimulado es capaz de albergar todas las sombras y mas.
Un beso y buen fin de semana Vera!

vera eikon dijo...

El martes pasado fui a ver por primera vez a mi sobrino en sus clases de futbito. Son todos niños bastante pequeños, aunque él es el único que todavía tiene tres años. Por lo que en las clases hay muy poca disciplina y mucha diversión. Cuando los niños corrían me sorprendía ver como una sonrisa permanecía prendida en sus bocas. Mateo(mi sobrino) tiene unos ojos enormes y cuando sonríe parece que van a reventar de tanta luz. Por eso comencé a escribir este poema. Pero curiosamente el mismo se fue deslizando hacia un final un tanto nostálgico. ¿Sera, que en el fondo, cuando vemos sonreir a un niño no podemos evitar hacerlo con un poso de nostalgia? ¿Y esta nostalgia no será tanto por lo que nosotros hemos sido, sino por lo que sabemos que de ellos va a ser????

vera eikon dijo...

Es cierto, Aka, leyéndote me doy cuenta de que estos poemas podrían estar enlazados. Una cosa que me sorprende de los niños es lo maleable que es para ellos la soledad. Me gusta verlos jugar solos, esa sensación que tengo de que son capaces de montar una historia con cuatro cucharas, quizás debido a esa capacidad que tienen para asombrarse de todo, que sin duda espolea su propia imaginación. Sabemos que llegado un momento esto se pierde, y a medida que vamos creciendo la soledad deja de ser una compañera de juegos, para ser una compañera non grata(lo cual no quiere decir que de vez en cuando no deseemos abrazarnos a ella)Disfruta tú también de tu fin de semana. Aquí parece que va a estar despejado y lleno de luz. Bico

Darío dijo...

No puedo dejar de pensar en mis hijos, claro. Tan pájaros, tan mariposas, y los terribles muros, las redes que los aguardan. Pero no, también pienso que hay que resguardar el corazón y mantenerlo niño, nada te detiene, niña. Y beso.

vera eikon dijo...

Mi infancia fue fundamentalmente solitaria e imaginativa, pero nunca me sentí sola. La soledad es quizás un concepto que tiene que ver más con el ser socializado, es ahí cuando empezamos a dibujarle colmillos. Mi sobrino no para de decir que el no es pequeñito. "Mateo es grande", dice. Escucharlo me provoca una ternura triste. El otro día soñé que de repente se hacía mayor,y tenía la sensación de que algo había perdido. Porque sé que soy capaz de ver la vida a través de sus ojos, junto a él yo me hago pajarito, o nube. Y olvido ese sentimiento tan estúpido al que llamamos "sentido del ridículo". Afortunadamente desde hace tiempo que mi imaginación está enerdecida, que mantiene extendidas sus enormes alas como si fueran un cielo, y me siento un Atlas sosteniendo el peso de mi delirio, que en realidad es aquello que nos hace volar....La imaginación es el tesoro de mi infancia, porque estoy completamente segura de que en ella se cimentó. Y eso es precisamente lo que no nos detiene, Darío. Besito....disfruta el finde

Eleanor Smith # dijo...

La niñez, un mundo mágico donde todo puede ser ~

Un beso o 2 #

Mixha Zizek dijo...

Vero, los niños on fuente de muchas cosas, y este poema los muestra con esa libertad. Y la soledad una amiga infaltable, me parece certera la analogía con el perro. Será que siempre tuve un perro desde que era niña. Son fieles y palpitan al son de nuestro corazón.

Gracias por estar,
besos

Dernier dijo...

Nunca deberíamos olvidar esa infancia de canica y trompo, de “monta y cabe” para hacer equipo de futbol, de perro con aire de libro de Enid Blyton, de cristal roto y después correr, de primer amor con coletas.

Me guardo en la memoria esa carrera sin edad de tu poema con sabor a regaliz y releo una vez más tus palabras donde “vale salvar a mis compañeros”.

Beso desde el patio de mi casa que es particular.

anamaría hurtado dijo...

me conmueves, la soledad tan amiga, "perro dócil y fiel, moviendo alegre a cola"
la infancia vuelve tomada de su mano

biquiñitos

silvia zappia dijo...

qué diferente concepción tenemos de la soledad cuando somos niños...yo disfruté de la soledad...gracias a ella volé en una magnolia, jugué rayuelas en el cielo, anduve en una bicicleta de mariposas. ¿buscábamos la soledad para desarrollar la imaginación? ...preguntas que se me ocurren al leerte...

mil besos*