Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 18 de abril de 2012

EL REGALO

Danae de Schiele



Me regaló un  poema con el corazón de lluvia, en la tarde de primavera. Delicado como el lirio. Húmedo, como la piel de algunos sueños.  Lo miré con los ojos llenos de milagro, como quien mira al barco en el interior de una botella. 

-Quien puede poner un corazón de lluvia dentro de un poema, a la fuerza no ha de ser hombre, sino diablo-le dije mientras me dejaba mecer por sus vientos, tal y como se mece el junco.

Él sonrió con aquella sonrisa oblicua y bellamente destartalada, y la tarde de primavera se rompió cuando nos abrazamos como dos árboles desnudos, con la intemperie del otoño haciendo vestido en nuestras ramas. Somos madeja en el goce y nos calcetamos en nostálgicos ochos. Tejemos bufandas y jerséis de caricias para abrigar las dermis temblorosas. Y entonces es cuando él empuña en lo alto el poema, y su corazón de lluvia resplandece contra el sol vespertino del mismo modo que la hoja de un puñal que al cielo fuese a dar muerte. Con su mano lo estruja y estruja, y, como si fuese una esponja, el agua comienza a manar sobre mi cabeza. La siento, y pienso en el parto de un mar. Quizás ese océano que cabalga centelleante de dragones verdes, un día fue sólo una gota de lluvia. Nadie, absolutamente, conoce el secreto que encierra su líquida entraña. 

Él reparte sobre mi cuerpo los dones del poema. Refresca el párpado que al iris resguarda. Humedece y da color a la pulpa de los labios. Cincela la mejilla. Se desliza hasta la barbilla, y allí comienza a temporizar. Se deleita en el cuello, en el escote. Exprime con pasión al poema sobre los senos. Las gotas caen ahora más llenas y sonoras. Despiertan al pezón de su fingida indolencia. Se escurren, a su pesar, por la media luna del vientre, y anidan las rezagadas en la trampa de mi ombligo. Pero es en el crisol del sexo donde la lluvia arrecia y el corazón del poema se derrama. 

Así fue cómo él me obsequió un poema con el corazón de lluvia. Anegándome con sus gotas hasta que no quedó del poema más que un triste pellejo. Hidratándome despacio, como a una flor que, pétalo por pétalo, cubriese de rocío. Cuando acabó, el resplandor de mi cuerpo blanco competía en intensidad con el brillo de las innumerables lunas que se reflejaban esparcidas en los cristales de la tarde rota que ya no era tarde, sino noche.

Entonces fue cuando yo repetí:
-Quien puede poner un corazón de lluvia dentro de un poema, a la fuerza no ha de ser hombre, sino diablo

Llevándose la mano al pecho él respondió:
-Quien puede poner amor en tan hermético corazón, a la fuerza ha de ser mujer y no diabla
                                                                      

22 comentarios:

Juan A. dijo...

Así fue cómo él me obsequió un poema con el corazón de lluvia.

Sólo por leer eso ha merecido la pena la espera. Eres de lo que no hay.

EG dijo...

De lo mejor que te he leído querida Vera!!! IMPECABLE!!! fino, sutil, armonioso, delirante, con una hermosa moraleja. Dos partes bien diferenciadas y nunca me dejó de atrapar.
La verdad es que no podés no haber escrito hasta hace un par de años, como me dijiste una vez, o sí. No sé. Te fluye hacerlo. Te sale precioso!!!

EG dijo...

Un enorme abrazo (pero sin lluvia)
:)

vera eikon dijo...

En realidad Juan Antonio, el poema y la lluvia me los traje de tu blog. A veces voy leyendo cosas de otros que se marcan de soslayo en mi cerebro, o en mi corazón(quizás en el que escribe a veces pudieran parecer una misma cosa), y en cierto modo las reinterpreto, o las llevo a mi terreno. A veces es algo tan sutil, que el autor de aquello que dio origen de un modo involuntario a lo que yo escribo, ni siquiera lo reconocería. Debe ser como esa gota de lluvia que engendra un océano....Me alegra que sientas que la espera valió la pena...Bicos (a moreas)

vera eikon dijo...

Bueno, no es que no hubiese escrito nunca hasta hace dos años. Cuando tenía veintipocos soñaba con hacerlo, pero mis intentos pecaban de inocencia e inconstancia. De todo eso sólo salió un cuento, y unos pocos poemas malos, además de un intento frustrado de novela a cuatro manos con Dani. Pero desde 2005, no había vuelto a escribir nada, hasta poco antes de abrir el blog(de hecho el blog lo abrí porque debido a mi anterior inconstancia necesitaba algo que en cierto modo me obligara a escribir), por lo que a mí misma me sorprende que de repente por fin fuera capaz de acabar mis relatos, y además la cantidad de esto. Y bueno, lo de la poesía, ni te cuento...A veces incluso tengo la sensación de que no soy yo la que escribe. Pero bueno, me alegra un montón que te haya gustado tanto este texto. Reconozco que son muy de mi gusto esas prosas en las que uno se deja arrastrar por cierto sentimiento poético. Me siento muy libre, cuando partiendo de una frase, soy capaz de darle rienda suelta al lenguaje. Porque así lo escribí, tirando de una frase como si fuera un hilo, sin saber a dónde me llevaba. Creo que en realidad, de ese modo es también la vida...Besos, querida. Me alegra verte por aquí..

Sinuhé dijo...

Muchas gracias, Mujer.

Hoy no tengo palabras, todavía sigo "disfónico", pero leyendo tus textos y poesías mejoraré, si es que tengo remedio.

Saludos!

anamaría hurtado dijo...

Precioso, fino, resbaloso, húmedo, fragante este texto;como siempre me estremeces, tengo que tomar aire para leerte, como quien se sumerge en el mar y las olas lo levantan y lo mecen.
Te leo y como otras veces algo de ti viene a mi y algo mío fluye hacia ti..
bicos y apertas, siempre con gran cariño
anamaría

Darío dijo...

Mujer y diabla, no hay distancias. se complementan en cóctel divino. Beso.

Juan A. dijo...

Y no he dicho nada de ese Schiele fascinante. Danae. Una vez más la lluvia. Enamora, verdad?

vera eikon dijo...

A mí, Sinuhe el que es..., me da la impresión de que está mucho mejor de lo que aparenta. De todos modos es grato que las palabras de una se tornen medicinales (o menciñeiras como se diría en galego). Gracias por pasarse a pesar de su estado...Biquiños!!!

vera eikon dijo...

Qué alegría verte por aquí, Ana!!Tus apreciaciones sobre mis textos me son siempre muy queridas. Me encanta que te sumerjas en ellos, como en el mar...la que escribe nada más puede pedir. Me haces creer que a veces de la escritura propia podemos hacer un puente, y cada vez estoy más convencida de que escribir es ir hacia eso que desconocemos y que nos espera. Escritura, amor y vida, son movimientos hacia...Me llegan tus cariños, Ana(en galego "agarimo", y ésta sí que es una palabra bonita). Apertas, bicos e agarimos desde este lado del Atlántico!!

vera eikon dijo...

Si lo pensamos, Joven llamado Cuervo, ya las escrituras hablan de esa identificación. Eva-Lilith-sierpe-demonio, lo que no mencionan es la divinidad de eso cóctel. Pero estoy completamente de acuerdo, mujer que se precie ha de tener algo(o mucho) de diabla. Besito

vera eikon dijo...

Lluvia seductora, Juan Antonio, que constantemente insemina la tierra, y hace magia. Y sí, el cuadro es fascinante.No quería recurrir a la Danae de Klimt(que también me subyuga), así que esta vez me topé con Schiele....

el maquinista ciego dijo...

Si hay unos 'ojos que miran llenos de milagros' esos son, sin duda, los tuyos, Vera ;))
Tanto tiempo 'sin escribir' no era -creo yo- exactamente eso: estabas anotando la vida en un rinconcito de la mente, en espera de que a la fábrica del lenguaje se le diese por echar esas notas en su caldera...et voilá! vaya si hubo combustión y explosiones!! Esto sí fue una magnífica revolución 'industrial' xDD

(y es que hay cosas que tienen que ser y tienen que ser, y no hay más, y yo que me alegro, jeje)

Bicachasssooosss, linda!!!

vera eikon dijo...

Bueno, querido Maquinista, escribir escribo, pero desecho más. Y últimamente viajo tanto al país de Babia, que cuando vuelvo me cuesta hilvanar las ideas. Reconozco que mi escritura depende más de la inspiración, que del trabajo. Y eso, a veces, me da pavor. Porque las musas son tan caprichosas y volubles como algunas mujeres. En fin, estoy contenta por escribir, y porque tengo fe de que dentro de muy poco observaremos el paisaje marítimo(me encanta en las cartas a Sartre cuando Simone habla de Coruña, y dice que la llaman "la ciudad de la luz", por esas maravillosas galerías que reflejan cielo y mar...Ay, qué linda tierra Galicia..), con un chiculate caliente humeando en nuestras tazas. Bicos, ruliña...

Aka dijo...

Hacía tiempo que no pasaba por tu querida casa por diversas razones, y me alegro de haberlo hecho hoy, porque este texto es simplemente maravilloso... he quedado atrapado en sus letras como sus protagonistas cuando se entrelazan e hilvanan mutuamente sus cuerpos, ¡qué imagen más bonita! Estos relatos-poemas son tu gran especialidad, y cada vez te vas superando... que las musas no te dejen y nos puedas seguir regalando a todos regalos como éste: poemas con corazón de oceanos.
Abrazo y besos Vera!

vera eikon dijo...

La verdad es que es aquí donde me siento más a gusto, Aka. La más auténtica libertad para mi escritura. Pero es que siempre necesito moverme, y explorar cosas nuevas, sino tengo la sensación de repetirme, y ahí es cuando me inunda el tedio. Se te extraña bastante por aquí, pero si eres feliz, y estás viviendo con intensidad, esas ausencias merecen la pena. Gracias por tus palabras. Intentaremos conservar los más extraños objetos entre palabras. Besos,besos!!!

çç dijo...

Siendo de estirpe agnóstica no puedo entrar en el tejido de tu texto, agnóstico ante las ideas y ante los géneros. Percibo sí tu abnegación inmutable y poética mano armada, es decir, la materialidad del pensamiento. Diablo y diabla de prolongaciones infinitas. A veces esas prolongaciones descienden en picado hacia la presa, el texto, que no es un rompecabezas ni un tanteo, o no debería serlo. Así parece que llenas certera un recipiente, las manos de los que leemos, con una lluvia que despierta las cenizas de nuestro pensamiento, la tensión hecha carne, la ceniza del mito, del inconsciente… literatura, escritura. Palabras estas últimas carentes, en parte, de la loor propia. Viviendo como vivimos en una época del control, o época de las semejanzas. Las palabras, parecen querer decir cosas extremadamente distintas. Cosas que realmente se suspenden por naturaleza, que difieren por intuición. Aquí decirte con maquinista “hay cosas que tienen que ser” no por negación ni oposición, sino por diferencia. La alteridad que sufres y disfrutas al escribir, no como otredad, sino como alteración. Pues nunca dejamos la responsabilidad. Es la misma que sentimos al leerte, como manos, como espectadores, no como meros consumidores. Me acuerdo de un poema de Pizarnik, “no pisar el césped” pues bien, a eso nos enseñan, a no entran en el texto, a no hablar delante de un cuadro, a no insertar la cadencia de la lluvia en nuestros corazones. Al leerte en un ejercicio de alejamiento, escribimos un, inscribimos un placer de una corriente que lleva a una desembocadura floreciente. Libre, activamente diabólico si se quiere y si se me permite. El “sentido poético” que mencionas a Emma no es más que la inmanencia, del caudal subterráneo, un sentido nada inconsciente ni psicológico que se desliza en tu mano, a tu intelecto. Esa gota que contiene dragones, cuevas y la migración de las huellas.

Te deseo un feliz día, que sigas dejándote llevar por el impulso, el mejor criadero para las musas sin duda. En mi caso, este año creo que sólo escribí un cuento, “a” a raíz de un poema publicado en Emma Gunst. Me distraigo demasiado en una orilla, hoy, en la que no era esperado, indago en un océano demasiado inmenso como para no demorarme.
Besos.

Anónimo dijo...

qué prosa tan líquida. Tu invocación a la lluvia y a la disolución me ha hecho sentir la piel muy reseca. Genial

besos

vera eikon dijo...

Uy, hermanito, te juro que me sorprende que un texto mío pueda suscitar semejante comentario, y es que la verdad yo escribo como siguiendo el itinerario de una madeja, sin cuestionarme ni el material ni la ruta de los hilos que la componen. Carezco de pretensiones, quizás sólo la de unas palmas extendidas que a veces adquieren cualidad de alas. Pero sí, a veces siento como si todo me viniera dado, y en ese sentido puede haber cierta inmanencia. Hay textos que apenas se dejan escrutar del modo en que lo hace la niebla. Te envuelven, pera nada sabemos de su raiz, ni de sus estructuras. Como si hablasen en un lenguaje tan antiguo que va de la entraña a la entraña. Esa es una motivación suficiente como para restregarse contra él, de igual modo que hacen los felinos contra la pierna del hombre. O quizás estos textos son como ese ronroneo, balsámico y gozoso. Y sí, a veces escribir es ser testigos de el emerger de los dragones de una sencilla gota de agua....
Sabes que yo siempre anhelo tu escritura, los requiebros de tu lenguaje, la torsión de tu alma...pero escribir tiene que ser ante todo un goce, y si te distraes ha de ser que hallarás más goce en alguna otra cosa. Lo lamento por mí misma, pero me alegro por ti. Bicos irmanciño, quizás uno de estos días veas pasar una nube preñada de lluvia y la ordeñes con esas manos para ver si deriva en océano...

vera eikon dijo...

Pues a hidratarse, Joaquin. Aunque sólo sea para poner oasis en algunos de esos desiertos que todos portamos...Gracias por tus palabras. Bicos

Carmela dijo...

Que preciosidad Vera. Una maravilla sumergirse en tu texto y llegar a compartir casi en una misma ese corazón de lluvia. Me encanta como creas esas imágenes que recrean tus palabras. Leerte es como ver una hermosa película y tocarla con los sentidos.
Un beso-