Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


martes, 17 de julio de 2012

VIOLONCHELO

Han Na Chang - Haydn Cello Concerto No.1 in C Major(1/3) 

Video sustraído del blog Melomanía y otros estados sensoriales

 

 

 A Alba por compartir su delicada percepción tanto de la poesía como de la música. Su blog Hasta embellecer lo exhausto



A pulso de niebla
ella
parametriza el alma del árbol
Alienta el arco la cuerda
-se solapan se acoplan se atestiguan-
empaña el cielo de estrellas
el vaho del roce
En el lapso de su muñeca
arritmia de ángeles

 

 

Es la música sutura

la palabra cicatriz

Para ser 

palabra y música

precisan

que el silencio sangre

 

 

14 comentarios:

Carmela dijo...

Una música que envuelven tus palabras, y unas palabras que danzan con la música, Vera
Dos maravilla que se solapan, acoplan y se atestiguan.
Un beso.

Sarco Lange dijo...

Óigo los trinos y oigo las capas que se caen desde los hombros de los duques. Y te veo, te veo tan elegante...

Un beso.

alba dijo...

Vale, uf, a ver...
Lo que no te he contado nunca, Vera, es la manera tan graciosa que tienen mis manos de atolondrarse cuando algo me pone nerviosa o cuando me dan una sorpresa tan... tan que ni sé, o tan como ésta. Se me ponen que parece que habitan en ellas cientos de bandadas de pájaros picudos revoloteándome entre los dedos, alrededor. Se me ponen de tal manera que, tocar el violonchelo, por ejemplo, sería imposible. Y así, justo así las tengo ahora, así te están escribiendo mis pájaros, de buena mañana, tan alborotados, tan felices. No sé ni qué decir... Que me siento "alevada" muy mucho. Que lo que has escrito es una preciosidad. Que quiero copiarlo en un papel bonito y colocarlo en mi atril, entre mis partituras. Y que, si me das permiso, me gustaría llevármelo allá, a mi álbum de acercanzas chelísticas. Y que qué más cosas... por favor... Que el Haydn que has traído... ay... Que del Haydn que has traído sólo puedo decirte que vayas a mi blog y pinches en una imagen que hay en la columna lateral, una imagen de una mujer que recibe los rayos del sol, y verás a dónde te lleva, ay otra vez, y que a lo mejor luego te cuento otra cosa. Y que en el lapso de mi muñeca ahora mismo me siento el corazón. Pu-pum, pu-pum... con su tambor de ángeles haciendo de las suyas. Y que, cuando esta tarde saque mi chelo (confío, ¿ocurrirá?, en que mis manos se tranquilicen), mi metrónomo dejará de acompañarme a pulso de negra, para hacerlo siempre a pulso de niebla. Y que el silencio es necesario. Que brote, que sangre, que cubra, incluso que escueza. Para la música, para la palabra. Y que tenía yo razón cuando te decía hace unos días que te sabías todos los secretos, otra vez me lo has demostrado. Y que, maldita sea, estos pájaros no me dejan de volar.
Infinitas gracias, Vera, que se quedan tan cortas...

vera eikon dijo...

Suelo pensar, Carmela, que música y palabra tienen origen en la misma pulsión, aunque la música me parece que es más osada. Creo que muchas veces las palabras se sueñan música...Bicos doce Carmela

vera eikon dijo...

Escribir con la gracia del pájaro, hacer del poema un trazo de aire. Si pudiera elegir algo, sería eso Sarco. Pero no lo digo muy alto, porque sé que es loca pretensión. Besos!

vera eikon dijo...

Ahora veo esos pájaros que revolotean entre tus dedos, porque por cadencia, firmeza y la savia que los recorre, deben confundirlos con las ramas de los árboles. Firmeza, sí, porque incluso los árboles se agitan en la emoción del viento, y una ya no se imagina que pueda existir un árbol impasible a la brisa. Y en todo caso, eso sería una tragedia. Porque la vida está en ese agitarse y sacudirse, y en el lapso que media existimos, pero no siempre vivimos. Y yo sé que cuando esta tarde tomes el arco, tus manos se calmaran, como me imagino que los pájaros se calman cuando tienen que cantar. ¿Te das cuenta de que el corazón, a pesar de no moverse, se desliza a la vez por todo el cuerpo? Y me imagino que cuando tocas, tu corazón se desliza como un pececillo hasta tus manos. No en vano, el latido del corazón debe ser la primera música que conocemos. Ese corazón que se abre como una flor en nuestro pecho, pero sobre todo, el latido de nuestra madre que nos anticipa la vida que está por venir, y, sobre todo, nos anticipa al otro. Y quizás es ese sonido el que busca sin saberlo todo músico, y también el que busca aquel que escucha. Y así una se da cuenta que la belleza no tiene que ver con la consecución y el éxito, sino con la búsqueda. Pero me estoy yendo por las ramas, otra vez....Cómo me maravilla haber dado justamente con ese video, la casualidad es como una brujita hacendosa, que nunca cesa, para regocijo y sorpresa nuestra.Y bueno, seguramente me he dejado muchas cosas por el camino, pero lo fundamental es decirte que me hace feliz que te haya gustado, y que hayas disfrutado la entrada. Y por supuesto, los versos son tuyos, y a mí me encantará saber que están ahí, a tu lado....Besos, Alba. Quizás esta tarde mientras toques pueda sentir como un viento vibra una de mis cuerdas, y yo también sea música..

Menteinvisible dijo...

¿de qué color es la sangre del silencio?
¿Cómo suena?

un saludo

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupendo sonido de fondo...

Saludos y un abrazo.

Maria dijo...

La musica hace más liviano el dolor, y no descubro nada lo sé.
Ha curado más almas llenas de dolor que la penicilina cuerpos enfermos.
Saludos

Amanecer Nocturno dijo...

Te he sentido tan adentro que por fin mi corazón ha palpitado y la sequía ha comenzado a remitir.
Qué bello, Vera, el silencio ya sangra.

Un beso.

Darío dijo...

Si la música fluye como si escritura, no quiero imaginarlo...

Garriga dijo...

que el silencio sangre me encantó, muy bello ese final.

Juan A. dijo...

Sabes que a veces lo haces, el pulso se detiene, vacila, algo se precipita buscando una salida urgentemente como la sangre alocada se dispara para preservar vida y latidos. Y tus palabras suenan a chelo, claro. Eso ya lo había pensado antes, lo prometo.

Mon dieu. A moreas.

Gabriela dijo...

que genial la expresión del violoncelo en tus palabras, instrumento increíble si lo hay....
Lujo tocarle, aún sin tantas pretenciones, que hacer sonar el alma en el esternon!
Genial descubrirte!