Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


lunes, 17 de diciembre de 2012

INGRAVIDEZ




Ingravidez es
llenar de tu respirar
mi boca
inflamarme
pompa de deseo
a tu vibrar
estallarme


Raptar
uno a uno
tus alientos
suplirlos
mi flujo ansioso
deslizarme
gota a gota
en el arco tenso
de tu garganta
pez de espuma
y vértigo
proyectarme
al torrente de tu sangre

12 comentarios:

Juan A. dijo...

Como ingrávidas pompas de jabón...

Muy bonito, Vera.

Axis dijo...

Y el beso, ese beso.

y bicazo! je

ahhh...

batalla de papel dijo...

Precioso Vera, precioso
Besos

Darío dijo...

La boca en la boca, haciendo que la existencia se torne muy liviana. Apenas los alientos comunicantes.
Abrazo.

David Mariné dijo...

te leo Vera y luego observo esa serpiente de viva carne roja rodeando la manzana y levito y peco y sangro.
y soy Eva.
bicos.

Amanecer Nocturno dijo...

Veo rojo este amor. Lo veo bonito.
^^

Lola Valero dijo...

Alientos que empañan y lloran las escamas escurridizas. Me encanta cómo acabas el poema.
Un saludo

Sarco Lange dijo...

Un poema húmedo, versos que fluyen como en un magma de soles.

Eres de verdad.

Besos.

Leo Mercado dijo...

Cuando se llega al torrente sanguíneo, ya no hay posibilidad...
Hermosas imágenes las de este texto, Vera. Sin embargo, me quedó una latiendo: las lenguas son dos peces que, ondulantes, navegan en peceras solitarias, las bocas.
A ver si escribís un poema al respecto!
Besos.

María Sotomayor dijo...

Vera, me voy ingrávida... ay.

M.

P. dijo...

Uno querría quedarse un rato, en un poema así.

Garriga dijo...

torrente de ni sangre, el adeene de mis parientes, la abuela loca, el tio alcoholico, el otro que en jujuy raptó a la chica de diez y seis y sacó, a punta de pistola, a un juez de la cama para que los case. esos son mis torrentes, sanguíneos. Qué va a hacer, usté se metió