Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


viernes, 21 de marzo de 2014

AUTOBIOGRAFÍAS



Mi madre tiene una cicatriz en el riñón
en el lugar que me sirvió de apoyo
mientras me gestaba.
Quizás al apoyarme sobre aquel riñón su corazón se
escuchaba más cerca,
quizás también sobre aquel riñón tuve 
mi primer sueño,
quizás me refugié en aquel riñón
porque de reojo vislumbré la primera claridad 
acechándome
y la sombra de aquel riñón me resguardó de su intemperie.
O quizás su matriz era demasiado estrecha
y la cicatriz de su riñón la produjo el hachazo
de mis alas.
Puede que por eso escribamos
porque el espacio bajo nuestros pies
nos viene estrecho
y nuestras alas no cesan de agitarse talando
cicatrices en los riñones
y un dolor que se repite cada invierno.

11 comentarios:

Pommette dijo...

:)

lichazul dijo...

cicatrices son escarapelas
preciosas para recordarnos los que hemos hecho para obtenerlas o para provocarlas

FELIZ DIA DE LA POESIA POETA!!!
Abrazos colorinches VERA

:D

Julio Alcalá Neches dijo...

Esas cosas de madres que no acabamos de entender del todo.
Como la palabra abnegación.
Un beso

Amanecer Nocturno dijo...

Demasiada belleza, Vera.

Edmundo dijo...

Seguro que gestamos más de una herida en el cuerpo de nuestra madre... Saludos.

Sandra Garrido dijo...

Puede que por eso escribamos

porque el espacio bajo nuestros pies

nos viene estrecho

y nuestras alas no cesan de agitarse talando

cicatrices en los riñones

y un dolor que se repite cada invierno.


Estoy segura de ello, la poesía nos da alas y nos ayuda a comprendernos. Yo llevo tres cicatrices pero no de hija de madre

besos

Darío dijo...

Es verdad que se repite el dolor, como un eco, o un eructo ácido... Un abrazo.

vaniaplate dijo...

Ya está, se me acaba de hachar el rinón. Tanta ala en poesía tiene sus efectos.

P. dijo...

Precioso Vera. Sobre cicatrices y madres hay que escribir. Más de lo que lo hacemos, sin duda.

Horacio dijo...

Coincido con uno de los comentarios: demasiada belleza. Saludos

Leo Mercado dijo...

Todos somos una cicatriz andante. Algunos, como vos, con la belleza de la poesía a flor de piel.