Fotografía: Yauheni Attsetski
Llueve....
Cuando llueve me gusta mojarme. Alzar mi rostro hacia el firmamento para observar las formas imprevistas de las nubes, mientras se deshacen de su deliciosa carga, sobre mi piel sedienta y marchita. Me compadezco de la gente con paraguas. Obstáculo artificioso entre el ser y el cielo, nos transforma por momentos en animales subterráneos, en tortugas indolentes con el techo a cuestas. Sólo me gustan los paraguas cuando son refugio de amor, como un abrazo unificador sobre nuestras cabezas.
Estos días no llueve. El sol se muestra radiante y primaveral. Sólo la fresca e impetuosa caricia del viento, mitiga un poco el calor. Muy de vez en cuando asoman pequeñas hilachas blancas y brillantes, que parecen arrancadas, con los dedos, de la madeja vaporosa de una nube más grande. Ya comienzo a extrañar la lluvia. El golpeteo tenue sobre mi ventana. La música de su lenguaje singular y misterioso, todo hecho de gotas, hablándole a las raíces de mi cuerpo. Sólo yo sé del secreto que se esconde en su código cifrado.
Cuando descubro en el cielo una nube recién nacida, la miro con ojos emotivos, y soplo. Cruzo los dedos para que mi aliento colabore y que disfrute de una vida larga. Si una nube vive lo suficiente puede llegar a abarcar el mundo…… Mientras hago esto, le doy mis instrucciones. Señalo en un mapa imaginario el lugar a donde debe dirigirse. Para llegar hasta él es preciso caminar por los sueños arraigados en siete noches(creo que son los inuits los que miden las distancias en sueños...). Luego le describo con gestos que moldean el aire, los rasgos de aquel a quien deben buscar, de aquel a quien amo. Susurro contra el viento palabras incendiadas y versos extasiados. Le pido que lo proteja, y que lo bese en los párpados. Y luego la dejo ir, triste pero esperanzada.
Yo sé que este ritual que narro, tiene su contrapartida del otro lado. Que él también invoca a los vientos cada vez que ve florecer una nube. Que trata de dirigirla hacia mí con el baile de sus manos. Que inscribe pequeños hálitos de palabras y en cada una de ellas deposita un beso ardiente…
Por eso llevo días invocando a los dioses paganos de la lluvia. Y tiemblo de deseo cada vez que intuyo la presencia de alguna nube. Por eso la próxima vez que las vea aproximarse, negras y tempestuosas, cargadas de (su) humedad, correré hacia allí donde nacen las olas. Me despojaré de mi vestiduras y aguardaré desnuda hasta que estalle el aguacero. Y dejaré que empape mi piel con esos signos mágicos del lenguaje de la lluvia. Aquellos que él y yo hemos pactado. A los que el resto del mundo permanecerá, inevitablemente, ciego.
25 comentarios:
No busques la nube. Busca el arcoiris que te haga de puente y te lleve al otro lado. O utiliza un paraguas como barca.
Eres sumamente romántica !!!! =)
Beso,
Es un poema. Es un bello poema. Yo se lo hubiese leído a Oscar Wilde y él se hubiese sonrojado.
El cielo está lleno de nubes.
Por dios! Que bella y atinada esa imagen!
Es bello, no puedo decir mucho más.
Maia, me gusta esa imagen del paraguas como barca. Invertir la posición lógica de las cosas para que nos conduzcan a dónde queremos ir es en cierto modo un acto de creación. Sí, siempre he sido romántica en un sentido muy amplio, quizás en la vida no podamos permitirnos tantos romanticismos, sin embargo al escribir me doy el lujo de permitirme todas las licencias...
Besos
Darío, ¿crees realmente que hay algo que podría provocar que Wilde se sonrojara???? En todo caso la que se sonroja con facilidad soy yo...
Siempre eres bello en todo lo que dices!!!
Bico
Gracias Alabama!!!
Cierto, la lluvia tiene su lenguaje. Hasta diría que cada tipo de lluvia tiene su alfabeto ¿o no?.
Bicos.
llueve
la lluvia
su lluvia
de navesparaguas*
besos
Cierto, narras un ritual maravilloso.
Un lenguaje nuevo y esperanzador.
Porque, te juro que, con el paso de los años, cada vez el lenguaje ordinario me parece más equívoco.
Un placer.
Besos.
Hermoso texto Vera. Y sí, creo que existen lenguajes propios estre enamorados, hermosos y personales. Ëste que describes es hermoso. Mis imágenes y mi lenguaje tiene que ver con el mar.
Un beso.
Me gusta la lluvia, a la vez me atemoriza. Acá, cuando llueve, LLUEVE. A cántaros, con vientos fuertes, se inundan las calles, se corta la luz, no encontrás un solo taxi que quiera llevarte a ningún lado, porque también suele caer piedra. Entonces lo romántico de la lluvia solo me queda en este texto que nos regalás. O en mi infancia, mi recuerdo del sur y las lluvias eternas de la cordillera patagónica.
Alguien pide deseos de lluvia y viento en mi tierra con exceso de pasión.
BESO
¡Vera,qué bello escribes!
sigo sintiendo esa especie de pas de deux contigo, algo que resuena en lo profundo, algo conmovedor, una lluvia fina y acogedora. Esa mirada al cielo y el juego de nubes, el ritual... delicado relato.
Desde este lado del cielo, un abrazo lluvioso
anamaría
PS para Emma: por acá pasa lo mismo, los taxis tampoco quieren llevarte cuando llueve, piedras incluidas.Abrazo para ti también
Sí, Blue, y en Galicia tenemos tantos tipos de lluvia en un mismo día que cualquiera diría que a alguien le dio por confundir las lenguas
Bicos
Enorme. Me has mojado, me he empapado, llovió belleza y no saqué el paraguas. Besos sin paraguas
Rayuela, me encanta eso de navesparaguas....Besos!!!
Erev, quizás el lenguaje se haya vuelto más equívoco por la falta de búsqueda de entendimiento entre las personas. El lenguaje debe ser puente, no convertirnos en islas. Pero es cuando se desea llegar al otro, y que el otro llegue a nosotros, cuando se crean nuevos lenguajes, o las palabras se llenan de contenido...
Un abrazo
El mar, Carmela, encierra en él la canción de infinitas poesía. Dichoso aquellos (aquella) que pueden leer en él.
Un beso grande
Emma, aquí, en Galicia, llueve de innumerables formas. Puede llover "paseniño" (despacito), de lo que se podría decir que es apenas llover, un rocío fresco que nos limpia el rostro. Puede llover "morriñada", que es esa lluvia fina pero constante, que parece que no moja, pero finalmente te acaba calando. Puede "chover a mares", pero Galicia es tierra de mar y lluvia, con lo que suele acoger bien el agua. Tiene el regazo bien dispuesto para ella. Donde yo vivo, la mayoría del terreno se le ha ganado al mar, por eso a veces sí que hay inundaciones. Pero no es cosa de la lluvia, es que el mar quiere volver. Por lo general la lluvia es aquí algo natural. Incluso hay ciudades como Santiago de las que se dice que uno tiene que verla con su piedra mojada...
Me encanta eso que dices al final. Siempre he imaginado que los argentinos sois gente apasionada. Por lo tanto es lógico que se clame a la lluvia con exceso de pasión...
Bicos!!!
Gracias Ana. Hay relatos para los que una guarda su "mano delicada". Este es uno de esos....
Besos
Elchiado me alegra que te haya gustado. Ante lo bello no debemos sacar paraguas, pero a veces la costumbre....Besos de lluvia en tus mejillas
Te buscaste una amante increible.qué pena la ceguera que nos queda,y no poder contemplar tanta belleza.
Precioso Vera
Ahorita mismo un diluvio porteño todo para vos.
Besos
Gracias Loba. Debe ser tan hermoso el diluvio porteño. Para hacerme a ella me voy a escuchar el Otoño Porteño de Piazzola. Para mí las estaciones en Argetina tienen todas música de bandoneón. Besos!!!
Amo este texto.
he dicho.
Besos!
Gracias Tuky. Un texto de amor debe ser amado.
Bicos
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