Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 23 de febrero de 2011

LAS COSAS DE LUCÍA


Fotografía cedida por Miro Caamaño

LUCÍA Y LA PROPIEDAD PRIVADA


La verdad es que no sé que pensar de este cuento. Sólo es un piolincito del que tiré y...quizás me haya explotado en la cara, pero es que estoy convencida de que es preciso tirar de los piolincitos....En fín, ustedes dirán


Su posesión más preciada era un cuadradito de mar. Era este cuadradito de dimensiones tan absurdas que cabría en el suspiro de una estrella, o en el reflejo del sol en una gota de rocío. Pero era su cuadradito y le gustaba ver como en él, dos barquitas negras se balanceaban, abrazadas a las olas, apróximándose la una a la otra con tal lentitud que le parecía que ni en toda la eternidad llegarían a conciliarse. Así que cuando durante las clases sospechaba la invasión del tedio, ejército en cuya vanguardia luchan las huestes insaciables del hastío, abría su mochila y tanteando, sacaba su cuadradito, que entre quejidos se estiraba para desentumecer sus miembros-y en su mirada parecía dibujarse un reproche “¿por qué me mantienes encerrado durante tanto tiempo, ahí donde el neceser, el rouge y los documentos acreditativos?”- dispuesto a brillar en plenitud sobre la línea del horizonte. Aquel era su tempo de cigarrillo, pues era el momento en que los compañeros se iban al patio a esculpir esqueletos de humo contra el cielo. Pero ella prefería las dos barquitas negras, como dos motas de polvo sobre las aguas plateadas. De vez en cuando la sombra de algún pájaro se proyectaba sobre las olas y entonces las dos barquitas negras se le quedaban mirando, con un deje extrañado, un poco intimidadas por la intrusión, como conscientes de eso de que "tres son multitud". Pero lo que más le complacía era contemplar como el sol enraizaba en las aguas surgiendo infinidad de flores, caleidoscópicas, que según les daba la luz mudaban el color. Durante la noche el cuadradito se tornaba en espejo y en él la luna se reflejaba mientras peinaba sus radiantes cabellos y las estrellas proyectaban el vaho de sus bocas, para luego ella, con su dedo, escribir el nombre de la persona amada.

Pero un día, mientras leía el periódico en la cafetería del instituto reparó en una extraña noticia que hizo que saltara la voz de alarma. Una mujer, paisana suya, había proclamado ante notario que era la propietaria del sol. Según decía el rotativo, tras la sorpresa inicial y tras haber efectuado las comprobaciones pertinentes el notario tuvo que proceder a inscribir a la mujer como propietaria del sol de la siguiente manera: "Soy propietaria del Sol, estrella de tipo espectral G2, que se encuentra en el centro del sistema solar, situada a una distancia media de la Tierra de aproximadamente 149.600.000 kilómetros...". Entonces pensó que si alguien se inscribía como propietaria del sol, así como así, quizás a alguien se le ocurriera inscribirse ante notario como propietaria de su cuadradito, o peor, quizás la gente comenzara a bajárselo de internet, pues según se decía era una práctica muy habitual. Así que decidió que debía inscribir su cuadradito antes de que alguien se le adelantase. Tras recabar las informaciones pertinentes se encaminó a la oficina del registro. Allí, tras un mostrador le esperaba un funcionario enjuto, de camisa a cuadros y unas cejas que no sabía por qué le recordaban a los regueros de hormigas que se forman en las proximidades de algún insecto muerto. Así que cuando el funcionario tuvo a bien levantar la vista de los papeles que tan exhaustivamente estaba revisando, le pareció que aquellas cejas estaban en perpetuo movimiento. Y no pudo evitar preguntarse dónde estaría el insecto muerto.

-Buenos días-dijo-venía a registrar una propiedad
-Bien, dígame..¿situación?
-Soltera
-¿Cómo? Eso es el estado civil
-Pues en paro no…¿cómo se dice? Ah sí. Estudiante
-¿Pero de qué habla? Lo que necesito que me diga es dónde está situada la propiedad que quiere inscribir.
-Ah! Pues haber empezado por ahí. Es que soy nueva en esto ¿sabe?
-Eso no lo dudo-dijo el funcionario, seguido de una intensa y autoritaria carraspera-continúe
-Pues bien…la propiedad está situada en……-aquí Lucía se distrajo porque le pareció que las hormigas comenzaban a romper filas en el reguero..
-A ver que le ayudo ¿esa propiedad está situada en este municipio?
-Sí-dijo, aun va a resultar majo el Sr funcionario, pensó. Para que luego la gente hable de ellos…lo malo es que las hormigas parecen bastante indisciplinadas
-¿A qué altura?
-A la altura de los ojos, más o menos…..
-¿Pero? ¿Se está burlando de mí?
-No, Sr Funcionario…
-Dígame de una vez dónde se encuentra situada la propiedad que quiere registrar
-Enfrente
-…..-a estas alturas el funcionario se había puesto pálido de cólera
-Sí, sí…yo miro enfrente, y siempre está ahí… Cuando quiero verla sólo tengo que abrir los ojos y a veces incluso la veo con los ojos cerrados…
-Pero a ver, explíquese ¿qué demonios quiere registrar?
-Un cuadradito de mar… así tierno y esponjoso-pero esto último prefirió decirlo para sus adentros, pues en esos momentos ya no le parecía tan majo el funcionario
-Ah! Haberlo dicho antes-lo que esta quiere registrar es una fotografía o un cuadro, pensó el funcionario-, pero te has equivocado. Tienes que ir al Registro de la Propiedad Intelectual. Si quieres te busco la dirección en Google para que no te equivoques esta vez-Ni que decir tiene que tanta amabilidad era proporcional a las ganas que tenía el funcionario de deshacerse de la presencia turbadora de Lucía.

Así que media hora más tarde, tras haber tergiversado las indicaciones, finalmente dio con la ubicación del Registro de la Propiedad Intelectual.
Allí, encontró detrás del mostrador a una chica más o menos de su edad, con un coqueto piercing en la nariz. Así que aquello le dio muy buenas vibraciones…

-Hola, venía registrar una propiedad
-Querrás decir una obra-dijo la chica amablemente, con una voz que dejaba traslucir un descomunal resfriado
-Bueno..pues eso, una obra.
-Y bien ¿qué tipo de obra es?
-Pues no sé…
-Veamos…es una escultura, una pintura, una novela, poesía, una canción…
-Pues es todo eso y nada de eso a la vez..
-Ah! Es una performance
-¿Qué?
-A ver, explíquese
-Pues bien, es música porque no se puede negar que las olas cantan. Es pintura, pues como bien dijo Wilde “la naturaleza imita al arte”, y a veces sus colores parecen sacados de la paleta de un pintor. Además son multitud de palabras que laten con un mismo corazón, por lo tanto también es un poema. Es escultura pues a veces parece cincelado en la roca y es áspero al contacto…
-¡Basta! ¡Basta! Dígame de una vez qué es lo que viene a registrar.
-Un cuadradito de océano.
-Pero el océano no se puede registrar!!!
-Anda tú, en el periódico leí que una mujer ha registrado el sol…
-En todo caso tendrás que ir al registro de la propiedad, situado en C/ Marechal,…
-Vengo de allí y ellos me indicaron que tenía que venir por aquí
-Pues se equivocan-dijo la chica ya un tanto irritada porque se percataban de que los de “propiedad” le habían pasado la papeleta- De todos modos pienso que eso que dices no es registrable. Las costas son territorios de los países a los que rodean y a las aguas profundas se las llama “aguas internacionales”, así que creo que han de pertenecer a todas las naciones, no a individuos…
-Pero este cuadradito de océano no baña la costa de ningún país, ni tampoco está en aguas profundas. Se encuentra allí donde yo voy, lo que es como decir que no está en ninguna parte.
-Pues si no está en ninguna parte no se puede registrar como propiedad. Y si no es ninguna de las cosas que le dije en el apartado anterior, tampoco se puede registrar como propiedad intelectual. Así que lo siento, pero no puedo ayudarle
-¿Quiere decir que si viene cualquier otra persona que quiera registrar mi cuadradito de océano, nadie va a proceder a registrarlo?
-Estate tranquila que, en el caso hipotético de que alguien viniese a registrar tu cuadradito de océano, nadie procederá a registrarlo (en todo caso procederemos a llamar al loquero y yo a tomarme un tubo entero de vallium)

Así que Lucía se despidió tan contenta, encantada de descubrir que nadie podría registrar su cuadradito de océano. Lo que desconocía, es que pocos años después, alguien la inscribiría a ella en el libro de la edad adulta, y ya nunca más tendría ocasión de contemplar aquel cuadradito de mar, que tan indolentemente habría olvidado.

11 comentarios:

Blue dijo...

-¿A que altura?
-A la altura de los ojos.

Muy bueno, Vera.
Me acuerdo de esa noticia, y la verdad es que ¿A quién no le apetece?
Besos.

Blanca dijo...

Fantástico!

vera eikon dijo...

Gracias Blue. La verdad es que no estaba nada seguro de este cuento...Y sí ¿a quién no le apetece?...además ¡sólo a una gallega se le podía ocurrir algo así!!!!

Biquiños

vera eikon dijo...

Blanca, sabes que no me importaría registrar mi cuadradito de océano a tu nombre.... Te quiero amiga!!!

Darío dijo...

Ya que nombraste a Wilde...creo que te dije que tu escritura tiene hermosos pincelazos de Oscar, no?
Particularmente, este relato me derritió, ya que dibujaste tan delicadamente al personaje y su cuadradito!!!
Su paseo por oficinas, si, parece un deambular Kafkiano, pero al fin, todo es una bella metáfora de las pequeñas cosas que nos pueden hacer vivir, que nos dan aire.
Te abrazo.

vera eikon dijo...

Oh! Curiyú, tus comentarios siempre hacen que se me hinchen las plumas. Casi estaría a punto de creerme lo de Wilde, sino fuera que tras tus anteriores comentarios al respecto se me dió por releer "El ruiseñor y la rosa y otros cuentos..." y en verdad ¡son palabras mayores!!!!
Besos

silvia zappia dijo...

yo vengo a registrar una nube, que está a la misma altura que tu cuadradito de océano...

(y en un todo de acuerdo con el comentario de Curiyú)

besos*

vera eikon dijo...

Gracias Rayuela. Por cierto que una nube me parece una gran cosa para registrar!!!

Besos (por lo que veo los tuyos siempre llevan estrella ¿marca de la casa?)

alba dijo...

a la altura de los ojos siempre se registra lo irregistrable, los terrenos vastos de la imaginación caben. sí, digo vastos, porque tu cuadradito es inmenso, tu cuadradito es todo el azul, y el azul (tú no lo sabías) es mi color y hoy tú me los has metido por los ojos y ahora me inunda de una pequeña alegría, ahora sé de un rincón donde seguir nadando a salvo.
es precioso, querida. la poesía se te cuela por la narrativa, sin parar.
gracias, muchas, lo sabes.

alba dijo...

afortunadamente, tú y yo y otros, seguimos siendo niñas... :)

vera eikon dijo...

Pues precisamente, querida Alba, cuando escribí este relato la poesía estaba muy lejos de mis expectativas, pero supongo que la poesía es algo de una vastedad tal que obviamente sobrepasa la escritura y se instala directamente en la vida, como si la poesía fuera en realidad el arrimo, y resultara precisamente de eso. Que nadie subestime una porción de mar, la tempestad y el milagro sólo necesitan el siguiente paso para desatarse...bico, poñer un sorriso nos teus beizos, ruliña, dalle sentido a esta historia