Siendo tan solo una niña
de falda plisada
y cabellos laureados en un lazo rosa,
atisbé el arribo inesperado
de un ángel gris
planeando con sus flamígeras alas
y la mirada en harapos
Esa noche
ardieron en el cielo
todas las luciérnagas,
y al enfriarse
llovieron en volutas de humo
sobre mi rostro enjabonado
Se evaporó de mi piel
el agua de colonia
El pecho se me erizó en araña
y vestí el corazón
con su tela enlutada
En un crepitar silencioso
se congestionaron todas las músicas
La voluntad de dios
ensució de hollín
el halo esmaltado de la luna
*Esta canción sonaba durante uno de los acontecimientos más determinantes de mi infancia, y para siempre quedaron ligados....
Ambas imágenes son de Katja Faith
7 comentarios:
Toda la niña hecha trizas, toda la sonrisa destrozada. No puedo más que pensar en nuestra cultura, en nuestra trágica concepción de ese ángel gris...
ya lo dijo Cuervo, y agrego: vaya voluntad de dios!
beso*
Y hoy me llevo tristeza muy gris *
Un beso o 2 #
En mis imaginaciones tampoco soy capaz de hablar ese ángel gris o sí y sea quien me hable
Un bico
Nuestra cultura impone a nuestro rostro una máscara de tristeza, Darío. Como si de pronto tuviéramos que llevar el corazón por fuera, y como si por eso hubiésemos de sentir más y fuéramos mejores....
Sería mejor que dios no fuera tan "voluntarioso", Silvia. Besos
No, Eleanor, no te lleves tristeza...Las palabras exorcizan la tristeza. Es curioso, si una escribe un poema triste, parece que encuentra alivio. Sin embargo si escribe uno alegre, de repente se desata la euforia...Bicos!!!!
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