Allí, donde cantan las acacias, nos amamos. Con toda la violencia de la sangre, y la piel rebosando ruiseñores. Reían pétalos nuestras bocas, y por un instante, un mundo sin amarguras fue nuestra divisa. El amor es la victoria de la vida sobre la muerte. La vida, que el resto del tiempo es la gran perdedora, la cabizbaja derrotada. Sembraste mis pechos de campos de amapolas, y un cielo de mariposas anidó sobre nuestras cabezas. La borrasca no cabía en nuestros cuerpos, desaliñados de tormenta. Embestíamos con la energía del trueno, y nos debatíamos como mares, a merced de las olas.
-¿Cuál es la gota que desborda los océanos?-
-Amor, amor, amor….-cantaba el ruiseñor en su rama
Jauría de animales liberados. De pronto la jaula de nuestros cuerpos se abrió cara el horizonte, al que por primera vez caímos. He aquí el lugar a dónde se dirigían nuestros pasos. He ahí la orientación de cada una de nuestras albas, el escozor de la ausencia de rocío sobre la flor, la angustia de la sequedad. Por fin se desborda la humedad, y somos carne. Carne que otra carne habita. Carne cuya gravedad plúmbica transciende la levedad del ser. Carne, para siempre, en un instante suspendido del tiempo. Allí, donde cantan las acacias, nos amamos….
8 comentarios:
No es nada fácil trascender la levedad del ser. A mí me tiene absorbida desde hace demasiado tiempo.
Un beso.
Claro que no, AmenecerNocturno. Pero nos gusta pensar que cuando amamos...
Abrazos
El trino; el amor, la vida y el cuerpo. La transliteración de la poesía. El lejano esplendor de los instantes tal vez.
No hay victoria posible sobre la muerte. La pasión sexual nos hace sentir, por un brevísimo instante, inmortales. Y el amor prolonga (¿por cuánto tiempo?) esa ilusión.
Un abrazo,
Carne cuya gravedad plúmbica transciende la levedad del ser.
Esta frase me hace temblar el alma.
Qué texto más hermoso Vera!
Un beso o 2 #
La naturaleza le sienta bien al amor, lejos de patrones y reglas estipuladas, simplemente sentimientos floreciendo y pereciendo constantemente en un equilibrio dinámico.
Texto hermoso.
Besos!!
Maravillosa la jauría de animales enjaulados en los cuerpos, esos campos de amapolas sembradas en los pechos...La carne y la violencia triunfantes son muy fuertes, pero me quedo con la 'brisa' que sopla desde lo alto de la frase que abre y cierra....allí, donde cantan las acacias, nos amamos.......me quedo mecida por su paz...
Un bicachaso, Vera!!!! (PD: habemus ghatiña ;)))))
Suspender un instante, ahorcar toda sucesión, la continuidad, atemporal-tiempo, son dos palabras que tiritan entre un abismo luminoso....
La última gota en los océanos será el poema que nos salve la vida.
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