Imagen: Irina Kotova
Hay días en los que la felicidad es un viento fresco en la cara. Un viento que barre los lastres del alma. Un viento-caricia, viento-beso. Por eso a veces, cuando me siento feliz, digo que tengo el cuerpo lleno de vientos. Y al doblar la esquina me tropiezo con la luna blanca, que todavía asoma el hocico en un cielo que comienza a pintarse de azul. El mismo gato atigrado de siempre se cruza diagonalmente en mi camino. O quizás no sea el mismo gato. Todo los gatos el gato. Hay una luz en sus ojos en la que creo reconocerme, pero a la vez es un algo indefinible. Como yo, a la que cada día le resulta más difícil definirse, calificarse. Esto, contrariamente a lo que se pueda pensar, no me produce desazón. Amo la contradicción que me habita. “¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué? Yo soy inmenso, contengo multitudes.”, tomando prestado el verso de Whitman. Identifico esa contradicción con el natural fluir de la vida. Pero a la gente le encanta definirse, definirte, que la definan…Porque en cierto modo esto nos mantiene a salvo de los abismos del otro, de los de uno mismo. El terreno de las definiciones es un terreno muy cómodo….Cuando vemos una película, ante cualquier situación de conflicto interior, él suele preguntarme ¿y tú, qué harías? Entonces él se gana mis furias-mis furias suelen tener algo de zarpazo de gato: un tanto de intención y un tanto de juego-porque yo nunca sé qué haría, a veces ni sé qué hago en el presente, y además odio que me corten el hilo de la película.
El caso es que yo sé que a ti no te pasa lo que a mí con los gatos. A veces trato de explicarte, y te digo que para entenderme has de reducirlo a términos de amor. Ese amor infinito que nos mueve hacia los otros, hacia las cosas. Socialmente se tiende a asociar el amor a las relaciones de pareja. Pero ese sentido me resulta demasiado limitado. Creo que el amor es algo mucho más pleno. El amor es el impulso vital tirando de nosotros, y arrancándonos de la inercia. Es lo que yo creo. Es el amor el que me mueve hacia el gato. Es el amor el que me mueve hacia ti, aunque este último de un modo mucho más perentorio. Soy consciente de que te amo de manera absoluta, y a la vez esto no implica que no pueda amar a más personas. Quizás, la diferencia, es esta necesidad de ir hacia ti sin reservas. Respecto a la mayoría de las cosas y los seres que amo soy una proyección. Pero respecto a ti, soy plenitud. Entre todas las personas que existen, sólo tú desatas los vientos que viven en mí. Y me siento un vórtice a lo que todo viene y de lo que todo mana. Por eso sé que finalmente nada habrá que yo no pueda o no quiera decirte, nada que yo tema o no desee mostrarte. Quizás a veces ignores que en mí también hay una mujer llena de timideces, u odiosos prejuicios. Recuerdo el día en que me dijiste que yo siempre necesitaba ser el centro de atención, y que en realidad no soportaba las situaciones en las que este fuera otra persona. La verdad es que aquel comentario me hizo reír, porque nada más lejos de mi percepción de mí misma. También pensé que en ese comentario se traslucía lo mucho que he cambiado estos últimos años. Es cierto, he cambiado. Sin embargo sé que mi timidez natural es un obstáculo que siempre he de saltar, aunque la costumbre haya facilitado que ese salto muchas veces sea inconsciente. Pero, no creas, a veces la timidez vuelve y me pilla con la guardia bajada. Entonces soy de nuevo esa chica con las mejillas sonrosadas, que si no fuera porque está paralizada, acabaría escondiéndose debajo de la mesa. Claro está que la palabra es para mí el modo más eficaz de vencer esa timidez. La palabra o la imaginación. Por todo esto que te digo, tú espera….
12 comentarios:
Genial, hermoso, tierno, sensible....
me encantó, y me alegró que nombraras a Whitman, el Gran POETA, mi favorito.
Saludos amiga. Escribes divino.
Un texto impecable, y al final, esa vuelta de tuerca penelopiana, el amante que teje y espera...
Es una sensación conocida. Me suena a un pasado lejano pero no olvidado, en cambio, a medida que vamos contradiciéndonos y deambulando sobre la equivocidad, cada persona si de verdad pugna por conocerse ha de conocer lo que lo rodea, anular las herencias y bien... creo que amar no significa lo mismo que estar enamorado. Amemos aunque sea en nuestra contra.
Saludos Vera, me voy al jardín.
"Hay días en los que la felicidad es un viento fresco en la cara.
Un viento que barre los lastres del alma. Un viento-caricia, viento-beso..." Y todo, todo que es amor, contradicción (en la que me siento tan así), el terreno de las definiciones que por momentos me resultan tan odiosas...
y tu timidez de a momentos y tu no timidez y tu encanto...
beso!
Sí, la palabra es ENCANTADORA, y a la vez te comprendo como una mujer sin muchos miedos y gran libertad.
Gracias M.Flores. Me gusta mucho que sintieras así este texto. Un beso
Pero no veinte años,Darío. O eso espero...
Sí, Dani, el amor siempre está, nunca se acaba, pero el estado de enamoramiento es efímero. Cuando las dos cosas coinciden con respecto a la misma persona es milagroso. Biquiños
El amor tan lleno de pasiones encontradas. Estados contradictorios, que en cierto modo son debidos al vértigo. Querer saltar y a la vez temer. Desear entregarse y a la vez tener miedo de perderse. Las definiciones a mi modo de ver acaban siendo limitadoras. En el amor proporcionan una seguridad falsa, como la de ponerle a un gato una correa(cuando yo le ponia una correa a mi gata, esta se espanzurraba por el suelo y se negaba a andar. Sin embargo, cuando la dejaba suelta por la playa se venía detrás mía, corriendo. Y era tan hermoso verla libre, su pelo negro reluciente bajo el sol. Quizás con el amor suceda lo mismo). Y bueno, ahorita me acabo de sonrojar, con eso de encanto. Bicos, miña rula...
Oh! Gracias, Emma. Me sonrojo doblemente. La verdad es que tengo unos cuantos miedos ridículos, pero se acaban superando. Y la libertad, me parece que es algo que poco a poco vamos ganando....Besos, muchos, y que vuelen libres!!
Esa costumbre de la gente a etiquetar.
Qué bueno que te salgas de ello ~
Un beso o 2 #
Esa costumbre de la gente a etiquetar.
Qué bueno que te salgas de ello ~
Un beso o 2 #
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