Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 17 de agosto de 2011

ABISMOS

Imagen extraída de la web. Desconozco autoría





De pronto he visto abrirse 
el suelo ante mis pies
y en un instante
nos separó una distancia 
medible en años

Oscilamos
en frágil equilibrio
al borde del abismo
con su garganta de planta carnívora
amenazante entre nosotros

Finalmente pudimos sostenernos
con los corazones expandidos hacia el otro
asidos a una barandilla de recuerdos

Pero con el tiempo
ante esta lejanía
en vez de hablar
nos gritábamos
En vez de caricias
nos arrojábamos piedras

Siempre he tenido
mejor puntería 
y pronto tu cuerpo
estuvo cubierto de estigmas
que tú lavabas con una esponja
empapada en vinagre


Una a una
te arrancabas las pústulas mohosas
que caían blandamente sobre el suelo
con la indolente actitud
de las gotas de lluvia

Te erigiste en único mártir
de nuestra causa perdida
Cerrabas los ojos
para no escucharme
cada vez que yo agitaba
mi lengua sibilina
como agita el cascabel
la serpiente
en posición de ataque

Sin darme cuenta
me vestí con las ropas del verdugo
Aunque ante el espejo
en la soledad de mi alcoba
yo me probaba
la corona de espinas
y las lágrimas de sangre

E igual que Catalina Howard*
ensayaba cada noche
la posición de mi cuello
sobre el tocón del cadalso




*Catalina Howard fue la quinta esposa de Enrique VIII. Acusada de adulterio, cosa que en aquellos tiempos-tratándose de una reina-se consideraba acto de alta traición. Condenada a morir, pidió que le llevaran a su celda el tocón del cadalso. Ensayando durante la noche previa a su muerte la mejor manera de colocar su cuello sobre él. Dicen que tuvo una muerte rápida...

10 comentarios:

El hombre de Alabama dijo...

Ya que vamos, pues vamos bien, sí.

Darío dijo...

Oscuro destino el de tu cuello...

vera eikon dijo...

En ciertas situaciones, más vale prevenir, Alabama...

vera eikon dijo...

A veces es necesario jugárselo, Darío. Ya volverá a crecer....

Darío dijo...

Tu cuello es como la cola de la iguana o qué?

vera eikon dijo...

¿Tú nunca te has jugado el cuello, querido? ¿Y no has seguido caminando cómo si continuaras teniendo una cabeza sobre los hombros? ¿Y un día no te has sorprendido al sentirla, de nuevo, materialmente sobre ellos? La cola de la iguana era la de Enrique VIII, no bien ejecutaba a una que ya la crecía una nueva mujer. Pero en la situación de la que hablo, el mismo que sostiene el hacha, tiene a su vez la cabeza recostada sobre el toco del cadalso....

Darío dijo...

Ja! Buenísimo. Me hiciste reir en un día medio gris...

vera eikon dijo...

Quizás esa sea la risa más legítima, libérrima y fresca. Aquella risa que surge en el corazón de un día medio gris. Ríe y espanta los nubarrones hostiles. Fabrica únicamente nubes sobre las que cabalgar....He llegado en esta tarde con necesidad de reir(el trabajo, siempre el trabajo...), y me has contagiado tu risa(Ha de ser una cosa digna de ver la risa de El Joven llamado Cuervo)...

Carmela dijo...

Cuando la barandilla de recuerdos no se refuerza con momentos nuevos, mas que una barandilla termina siendo nuestro propio cadalso.
Estupenda manera de contar unos hechos que tristemente son demasiadas veces verídicos.
La foto tambien es muy buena.
Besos Vera

vera eikon dijo...

Es triste cuando tras la comunión del amor, el tiempo abre estos abismos. No sé si en estos casos es posibles replantear puentes. Bico