Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


martes, 25 de marzo de 2014

DE LO QUE SUCEDE AL OTRO LADO DE MI VENTANA



Y el árbol engulló al pájaro. El árbol agitándose con la violencia del océano, o la angustia de un fantasma. Vi al pájaro acercándose con curiosidad al árbol. O quizás quería consolarlo. Y entonces ya no lo vi más. El árbol se lo apropió con el gesto ágil con el que la serpiente se hace con otra de sus víctimas. Y entonces el árbol se calmó, como si estuviera haciendo la digestión del pájaro, o como si el pájaro fuera no más que un sacrificio a su violencia. Me pregunté si nunca vence la docilidad, si para que un pájaro consuele los vientos del árbol debe dejarse engullir. Me imaginé los frágiles huesecillos del pájaro entre las ramas del árbol. La experiencia voluptuosa de aplastarlos, su blancura. Si en la noche de lenta digestión la luna se asomaría para hacerlos brillar. Si el árbol, como el cocodrilo, en algún momento lloraría a su víctima.

viernes, 21 de marzo de 2014

AUTOBIOGRAFÍAS



Mi madre tiene una cicatriz en el riñón
en el lugar que me sirvió de apoyo
mientras me gestaba.
Quizás al apoyarme sobre aquel riñón su corazón se
escuchaba más cerca,
quizás también sobre aquel riñón tuve 
mi primer sueño,
quizás me refugié en aquel riñón
porque de reojo vislumbré la primera claridad 
acechándome
y la sombra de aquel riñón me resguardó de su intemperie.
O quizás su matriz era demasiado estrecha
y la cicatriz de su riñón la produjo el hachazo
de mis alas.
Puede que por eso escribamos
porque el espacio bajo nuestros pies
nos viene estrecho
y nuestras alas no cesan de agitarse talando
cicatrices en los riñones
y un dolor que se repite cada invierno.

lunes, 17 de marzo de 2014

SEDIMENTOS



Acariciarnos es
arrojar una piedra a la
superficie bruñida de un lago,
el espasmo en clamorosos círculos,
para que al final sólo quede
el silencioso guijarro
soñando en el fondo.

lunes, 10 de marzo de 2014

PAREJA DE BAILE



Un pájaro demasiado grande
haciendo equilibrios sobre una rama
demasiado pequeña,
se balancean a uno y otro lado.
No podría decir quién marca el compás
si el peso del pájaro
o la liviandad de la rama.

jueves, 6 de marzo de 2014

EL EJERCICIO DE CERRAR LOS OJOS



Cerrar los ojos no hace la oscuridad. Es sólo viajar hacia la profundidad, pero incluso ahí no podemos guarecernos de la luz. En la sima hay soterrado un espejo, y como en todo espejo el reflejo se impone. Lo mismo puede atravesarlo tu ángel que tu fantasma. No existe domesticidad en las criaturas que habitan bajo los párpados. Siempre a un paso de desencadenarse el animal que el día mantiene sujeto a la farola. ¿No escuchas su aullido bajo la lluvia? A través de la ventana entreabierta adviertes ya el olor de su pelaje mojado. El sonido de la pezuña contra la tierra. El brillo amenazante del colmillo feroz. El animal se hace presente en la desgarradura. Se yergue triunfal sobre el montículo de tu intemperie. El animal viene manchado de nieve. Tú misma eres nieve derritiéndose sobre su lomo. Te nievas, y a cada latido del musculo de fuego te confundes más con el animal. Eres lo gimiente, lo que se tensa, lo que escarba la noche. Te viste el espanto de la cabeza a los pies. Y por momentos la clarividencia de la muerte. Porque sí, la muerte viene a menudo a visitarte, te acaricia la frente, y con un pañuelo seca cuidadosamente unas gotas de sudor. Y tú, transida en la transparencia de su mirada, te sabes unida umbilicalmente a la vida por el peso de la gata negra sobre tus piernas. Todavía no es el momento. La muerte se aleja diligentemente hacia la puerta. Su mayor cualidad es la paciencia. No es ese tu caso, has dejado demasiado tiempo atado al animal en la farola y el odre de su paciencia se colmó. Por lo que te levantas, y de un salto la esfinge negra se desarma del pedestal de tus piernas. Su maullido degolla el silencio. Del cuello blanco mana un reguero de sangre hirviente y espesa. Repica sobre el espejo con violencia, hasta cubrirlo. Ahí, frente a su opacidad, te embarga la impresión de estar viéndote. Y fiel al animal comienzas a lamer.

lunes, 3 de marzo de 2014

INSTRUCCIONES CONTRA LA ARIDEZ



Dejarse la piel en limar las aristas
los cuatro vértices romos
tan suave
que hiera

almar el verso
hasta llorarlo

escribir fuente
y que el agua fresca
te corra entre las piernas

y el pájaro se pose a beber

que el poema
sea de una sed
respuesta