Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 30 de octubre de 2013

CICATRICES



Mi hombre quiere a una mujer mayor
a una mujer que podría ser su madre
La mujer mayor no es bella de cuerpo
es bella de voluntad
La despidieron de su trabajo
cuida de su padre inválido
luce con orgullo el estigma
de esa hija que tuvo con un hombre casado
La mujer mayor le mostró la cicatriz
de donde estaba su pecho
con la falta de pudor de alguien
que ya no se reconoce mujer
El corazón de mi hombre se enlutó
a su gesto resignado
como si la mujer hubiese dejado su cuerpo
descansando bajo la tumba
cuando llegó a casa me dijo:
tenemos que comprarle uno de esos sujetadores
que simulan el pecho
Mi hombre también dice que mis pechos
huelen a nubes
en su bolso lleva mi libro de Wislawa Szymborska
lo abro y aspiro su olor con avidez
sumergirse en los pechos de una mujer
debe ser como sumergirse entre las páginas
de un libro de poemas
sumergirse en los pechos de la mujer mayor
debe ser como llegar hasta las raíces de un poema brutal
junto al silencio que corre parejo a cada palabra
Hace unos días fue hasta donde trabaja mi hombre
a pagar la parte que le corresponde de la lotería
Mi hombre le dijo que no tenía que pagar nada
que les había tocado el reintegro
ella se rió y le preguntó cómo era posible
que les tocara el reintegro en cada sorteo
Me la imagino diciendo esto con su voz ronca
de ex fumadora
la misma que escuché una vez que hablamos por teléfono
la voz de alguien que no baja la cabeza
en la derrota
y quiero más a mi hombre
por querer a la mujer mayor
porque sin saberlo su amor la restituye
a su cuerpo de mujer

martes, 22 de octubre de 2013

PROFANACIÓN



Como un cadáver
durante años en mi cuerpo enterrado
que raudo se descompone al tacto del aire
en la noche sueño poemas
que la luz desbarata

miércoles, 2 de octubre de 2013

PADECIMIENTOS




nada nos curará
del espanto de nacer

nada

nadie

de toda esta carne
alrededor de su éxodo

no

nada nos curará

de la daga de una esperanza
templándose en el pecho
del gesto que desempolva el ala

de la propensión del pájaro
a cantar

no hay cura ni consuelo
para la belleza
es sólo un padecimiento
hecho de muertes