Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


jueves, 29 de diciembre de 2011

ESTO NO ES UN POEMA, ES UNA PETICIÓN

Quiero que te toques mientras me lees
entonces mi mano es esa mano que te toca
mientras yo escribo
Que tu miembro crezca al avance del texto
sentir tu mar de sangre concentrándose en él
la dureza rotunda de tu polla
Ahora te quiero de pie
para arrodillarme ante ti
y abriendo mi boca comprobar
hasta dónde llega tu sexo en mi garganta
-ahogarme de tu sexo-
saborear la sal de tu alma bajo la fina y tersa piel
recorrer despacio con mi lengua
-suave cosquilla-
desde la punta hasta la raiz
agarrarme a tus carnosas nalgas
mientras balanceo tu sexo entre mis labios
y con un dedo juguetón
tantear el agujero oscuro que existe entre ellas
y permitir de cuando en vez
que profundice en él envuelto en mi saliva
Quiero que sientas que te flaquean las piernas
y te agarres a  mi pelo
y que tires de él
hasta hacerme daño
quiero oir tus jadeos desde mi abismo
allí donde aprieto
y muerdo
y lamo tu sexo
Quiero que pidas clemencia
para no otorgártela
y demorarme más y más
Y cuando vayas a correrte
ralentizar el ritmo
y eternizar la explosión
Torturarte de a poquito
hasta el límite de nuestras fuerzas
hasta que por fin me rendiré
y permitiré que tu sexo reviente en el orgasmo
y tu leche hirviendo se derrame por mi lengua
Quiero que tú también te rindas
y caigas de rodillas a mi infierno
y tomes mi rostro entre tus manos
y me beses
y pruebes tu semen de mi boca....

miércoles, 28 de diciembre de 2011

CORAZÓN LANCEADO

Imagen Paolo Franco Orlando






Aquí está
mi corazón
despellejado de amor
desnudo
de esa piel que lo recubre
y contiene
-corazón
temblor
se derrama-
Ahora
cae
hacia mi índice
ese que te elige
y dibuja
-lento-
tu boca
en el aire
Ahora late
en la pulpa de mis labios
aquéllos
que beben tu cuerpo
a pequeños sorbos
del cuenco que te contiene
y del que a veces
-en lo feliz-
te desbordas
En la punta de mi lengua
que barniza
tu piel
con mares de saliva
rescatando tu playa
de la perenne orfandad
En el botón
de la flor
que en mi pecho
se abre
a la calidez de ese sol
que tu mano habita
Anclado en la costilla
sobre la que reposa
tu cabeza,
hueso mío
que con tu sueño,
sueña
En la mirada que lanzo
como cebo hacia ti
y que fácil
te anuda
a mi desnudez gimiente
y despoblada de estrellas
Corazón
palpita
en la humedad
e intemperie
de mi sexo
y se desloma
y cae al silencio,
exánime
Hasta la invasión
de tus escuadrones
que a lanzazos
de nuevo le dan cuerda

lunes, 26 de diciembre de 2011

ESTE AMOR...

 
Imagen: In the mood for love







Lumbre
de todos mis soles
y a la vez,
oscuridad oblicua
Aquélla
de la que en un tiempo
se desprendió mi estrella,
la que es arrimo
y escucha
Tan difícil hallar la palabra
de la que beba
esta sed,
un espacio de piel
que acalle
el temblor del cuerpo,
el trauma del corazón
Mi carne,
estampida en corceles blancos,
arritmia del aire,
abrevadero para pájaros
Decirte
que un poema
carcome mi boca
y mis ojos
brotaron de una lágrima
Ir el uno hacia el otro
será un ahogarse de pies en el fango,
un convivir fauces de lobos,
despellejarse
los codos y las rodillas
del alma,
quebrarse el cuello auscultando
un cielo
que nos acoja a los dos
Condenados 
a ser
uno en la lluvia
en el maullido del viento
en la mudez que es
filo
y esquirla en la raíz de la lengua
Apenas nunca el rostro del otro
ante los ojos
Citarnos
en el ataúd del párpado
o en la marea caprichosa del sueño
-y esto último, sólo yo....-



jueves, 22 de diciembre de 2011

EL PÁJARO DEL CORAZÓN





Un día ella sintió cómo se abrían de par en par las contras de su pecho. Penetró una ráfaga de luz hasta su corazón y el pájaro que allí anidaba se proyectó en catapulta hacia el cielo. La miró por última vez con sus dos ojillos palpitantes. Dibujó en su vuelo una flor de despedida, y se alejó deslizándose en una brisa. A ella todo aquello le sorprendió mucho, pues como la mayoría de la gente desconocía que hay un pájaro enjaulado habitando el corazón humano.

A los pocos días, percibió la dulzura de un trinar elevándose desde su pecho. Esto la sorprendió más todavía, porque el pájaro nunca había cantado antes, y era curioso que por fin lo escuchara cuando ya no estaba. A veces, durante el invierno, sentía su corazón abrasarse, como si alguien hubiese prendido en él una hoguera. Su corazón sudaba, y temía que si aquello continuaba acabara por derretirse. Y en ocasiones, durante el verano, se estremecía de frío. En aquellas ocasiones ella se compadecía de aquel corazón a la intemperie. Incluso la lluvia caía sobre él en los días despejados, rebosándolo y ahogando todos los bichitos de su cuerpo. Amanecía en su corazón cuando caía la noche. Y lo sentía dormitar al rayar el alba. Era como si su corazón la anclara a otra realidad. Se le ocurrió que quizás la anclara a la realidad de un sueño.

En un comienzo vivir así le resultaba extraño. Pero con el tiempo empezó a felicitarse de las alegrías inmotivadas, los brincos imprevisibles de su pecho. Otras veces se sentía invadida por la melancolía, o una tristeza dulce, que curiosamente le hacía percibir menos árida la propia soledad. 

Al cabo de un año, le pareció que en su corazón giraba una flecha, que muchas veces pendulaba, y otras apuntaba en una dirección insistentemente. Hasta que al fin decidió preparar una maleta con las pocas cosas que le resultaban imprescindibles, y se fue en busca de aquel lugar al que señalaba la brújula del corazón. Viajó, y viajó, observando las ruta de las aves migratorias-pues le pareció que lo más lógico para encontrar la avecilla de su corazón era dirigirse por los senderos invisibles del aire, que sólo los pájaros conocen-. Y se embarcó en un buque que la llevó a los confines del mundo.

Una tarde de invierno, en la que a pesar del frío le resultaba delicioso estar al sol bajo el cielo límpido, se sentó a leer en uno de los bancos de un parque chiquitito, de la capital de un país que hasta entonces sólo había sido un dibujo en un mapa para ella. Pertrechada  en su anorak y en el vuelo de las hojas. Se distraía fácilmente, y con frecuencia arrancaba sus ojos del libro, para sentir el temblor de la brisa, u observar la danza de los árboles. En uno de estos escarceos su mirada topó con un hombre joven, que montaba una bicicleta, silbando una canción. Hasta más tarde no se percató que precisamente esa canción que el hombre silbaba había sido el motivo por el que había levantado los ojos del libro, en ese preciso momento. Pero enseguida su atención fue captada por algo que parecía moverse sobre el hombro del hombre. Como un resorte se levantó del banco, y sin pensar en lo que hacía se dirigió hacia él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo apreciar que aquello que se movía sobre su hombro era un pájaro que acompañaba con su trino aquel silbar que tan familiar le había resultado. Un pájaro que sorprendentemente tenía el tamaño y el plumaje de aquel que  algún día había partido de su corazón, y que al observar su presencia a través de aquellos palpitantes ojos, alzó el vuelo y se arrojó en picado sobre su pecho, que una vez más abrió de par en par sus contras. Y el pájaro de nuevo anidó en él. 

El hombre de la bicicleta la miró sin aparentar sorpresa. Había en su mirada una ráfaga de luz que floreció una sonrisa en la boca de ella. Y en ese preciso instante, los pájaros de sus dos corazones, elevaron la voz en un mismo canto.



BRIZNAS DE AMOR

En el viento de Bárbara Bezina



Amor,
temblor  
en tallo
y pétalo
Flor en caída




Intemperie del corazón
 extraña el abrigo de tu carne




La imagen la encontré en el facebook de Daria Edresen, pero no estoy segura de que sea suya...





Es como un sueño
en el que no paro de caer
y caer
en vertical
hacia el cielo
Vértigo mayor



Extinta la tensión que mantiene unidos mis miembros, no sería extraño  ver cómo se disgregan por los cuatro puntos cardinales. Si estuvieras cerca, orbitarían en derredor tuya. Mi cuerpo disperso en pequeños satélites......

miércoles, 21 de diciembre de 2011

DESPRENDIMIENTOS

 




      I     


Violentarnos el corazón
hasta escanciar el beso
y que el amor caiga a plomo




 Sophie Thouvenin



II

Brujuleo en la palabra
Torna la imagen
en pájaros desnudos,
hojarasca del alma
Imperios caen


lunes, 19 de diciembre de 2011

CEGUERAS Y DOS POEMAS BREVES



The Elegant Nobody de Cristina Francov





Traigo
dos ojos
enceguecidos de albas
Traigo
las manos en pergamino,
mendicantes del fabular del viento
Traigo alas cortadas,
huéspedes de mi boca
Traigo estrías en la voz,
sed de temblores,
oídos en avestruz.
Que la brisa ponga sonido
a mi sordera
Que el frío restituya la piel
en larga caricia
Que alce el corazón
la persiana de los párpados
y retorne la carne
a la mirada
Y después
el arrimo
a la flor
o al pájaro




Detalle de Silent Devotion de Cristina Francov



AL POETA

Cae la noche
en cruces de culpa,
toco el miedo de tu pelo




Los Sembradores de Estrellas de Cristina Francov



AL POETA II

Seamos el uno
el envés del otro
Amémonos
en este espacio infinito
que nos separa               

viernes, 16 de diciembre de 2011

POEMAS DE AYER II

Imagen de A Quintana dos Mortos en Compostela desde la ventana del Café Literarios tomada por Vari Caramés. En tantas mañanas, la ventana desde la que yo leía, y observaba...





EXPERIENCIA DE LA BELLEZA

Pálpito en la fibra del tiempo,
temblor de las rugosidades del aire,
sonido amerizando en el silencio

Una flor que se abre
y tiene su raíz en el alma






Música en Compostela, siempre....




DEVOCIÓN

Palabras,
hormigas ascendiendo
por mi garganta
Palabras,
musgo verde
reptando
Palabras
espinan
la rosa del silencio
Aprieto el corazón contra ellas
y les insuflo
voz
con mi sangre

POEMAS DE AYER

Probablemente estes poemas nada tengan que ver con las imágenes que he escogido y que son unas fotografías del gallego VARI CARAMÉS, pero es que hoy llueven mares, y cuando llueve de este modo añoro Compostela




Sombrerería de los soportales de Compostela. Tantas horas ensoñando ante este escaparate...

PETICIÓN

Dame ese beso
que me amarre al cielo
Dame tus vientos
y que al mundo
se le alboroten las cortinas



El emblemático Café Derby



HABITÁCULOS

Y hay momentos
en los que la propia piel
se me queda pequeña
De ahí
esta necesidad insobornable
de instalarme en la tuya

jueves, 15 de diciembre de 2011

ERES TÚ Y DOS POEMAS MÁS

Imagen: Igor & Marina




Eres tú
quien unifica los abismos
de este cuerpo disgregado
Eres tú
o el vuelo de ese pájaro,
o esta melancolía coloreada de otoño
La lluvia cae
y me reubico
en el acto de respirar
Blando mi piel
en lienzo contra el agua
y a cada gota
me torno porosa,
permeable,
inseminada
Y en cada una de mis células
la lluvia pone una flor,
o eres tú




Imagen: Leandrinho Lamas



ALEGRÍA

De cabo a rabo
me atraviesa
un arco iris



Imagen: Paolo Franco Orlando



PERMISO


Yo
que soy esa
que oculta su rostro
tras un nombre
dejaré que asomes la mirada
por las rendijas
entre estas ocho letras
He ahí
el espacio
en el que habito

miércoles, 14 de diciembre de 2011

TRES POEMAS

Imagen: Barbara Bezina





EXISTENCIA

Un tallo
que se abre paso hacia el sol
a mordiscos
con la tierra húmeda
Una hojita
zarandeada  por el viento
El soliloquio de una fuente
o un rayo de luz adormeciéndose en el tuétano del agua
Las hormigas que se escarchan en tu risa
La moribunda hilacha rosa
de un atardecer  

Ahí
es donde soy,
en el sesgo
de las cosas




Imagen: Paolo Franco Orlando





                                                     DESTINO
 
Cenizas que alguna vez fueron lumbre
Sequedad donde alguna vez fluyó savia





Imagen: Bruno Nacif




ÉXTASIS

En un descuido
el cielo
resbaló entre las nubes
y cayó hasta mi alma