Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


lunes, 31 de octubre de 2011

PARADOJA DE PROMETEO

Imagen: Marcela Bolívar




En días como hoy
me siento
enteramente expuesta,
todas las entrañas al aire
El águila de la vida
viene
y apoyándose gozosa
sobre una de mis ramas
picotea entre ellas
Poco importa,
pues es bien hermoso
su plumaje



viernes, 28 de octubre de 2011

ESQUIRLAS








Mujer de escarcha
en imprevisto deshielo,
lo tuyo
es deseo a bocajarro
(te resistes,
el cuerpo en rompeolas)
Bajo el cirio lunar,
del tallo mustio
se desvanece el duelo
(te construyeron un lecho
de flores en penumbra)
Cimbrean tu cintura
esquirlas de piel rota
(esquirlas de hombre en punta
rasgan la noche a puñales)
Se hincan en tu carne
hasta el torrente,
navegan sangre
como hojas en borrasca
Congregadas
en el estuario rosado
(ofrenda a tus hacendosas manos)
recomponen un rostro,
un nombre,
un grito
(Deseo cuaja en palomas,
las fuentes del cuerpo cantan)


Siempre
retorna el silencio
en coraza de cristal

De nuevo 
su piel se rompe
y abrazas virutas de aire….aire…air…
(cae el corazón en saco roto)


Lluvia de esquirlas
sobre tu cuerpo

jueves, 27 de octubre de 2011

OBSEQUIOS

Kalliope Amorphous: Charlotte Frozen






OBSEQUIO DE SILENCIO

Ella me obsequia su silencio
envuelto en un cielo azul
con un lacito plateado
(Ella, que viste el tacto de una nube
y una sonrisa de flor en rama)
Es un silencio transparente
con un rayo de luz fosilizado,
( corazón de mar alumbrado)
Efímero,
con la belleza de la estrella
cuando el agua cristaliza
y en nieves
florece






OBSEQUIO DE VOZ

HABLA
En cada palabra suya
solapada una herida,
y a la vez
envuelve mi cuerpo
en un placer musgoso
Ella
hace cantar sus pajaritos
con el rictus olímpico
de un director de orquesta
En su voz
hablan la soledad de los mares
y el delirio del desierto
Es un tañer de campanas al vuelo,
que en bandadas sueñan con llegar al sur





miércoles, 26 de octubre de 2011

PAGANA

Imagen: Katja Faith






Hoy
camino con el andar de una gacela
y el rostro vuelto hacia la lluvia
Hoy
no necesito más abrigo
que el de la propia piel
ni más hogar
que el del mancillado cuerpo
Abrazada al mundo
y a la vida que restalla como un látigo
que no existe océano
que no quiera aquietarse en estas manos
Tengo la boca tan llena de risas
y de hordas felices
que escupo palabras
al rostro amargo de la tristeza
No me inquietan
ni la soledad
ni el odio
No es el miedo
el que hace temblar mi tallo,
es tan sólo el rocío del deseo

La niña que me habita
ha hecho una pira 
con los ángeles que guardaban
las cuatro esquinitas de su cama
Ha visto su cinta de humo
elevarse
y hondear en el cielo,
(como la enseña gris de una bandera)
hasta que se ensortijó en un rayo de luz
y desapareció en la límpida mañana



martes, 25 de octubre de 2011

LA FÁBULA DE LA TORTUGA CON EL CORAZÓN ROTO


Mi Mosquetero a un lado y mi amiga del alma al otro

Mi otra amiga del alma con nuestro querido Jaime, en una de las noches más hermosas que recuerdo

Esa misma noche Blanca y Eva. Yo en el medio....



Hoy me apetece recuperar una de las primeras entradas del blog y que seguramente pocos hayan leído. Una entrada que escribí cuando estaba triste por el fin(inesperado) de una amistad que para mí en aquellos momentos era de vital importancia. Puede parecer que este pequeño relato habla de amor. Pero yo no lo concebí de ese modo. Este relato(diálogo) habla de amistad....
A Blanca, a María, a aquellos que no están....y por supuesto, a Eduardo J.
Ah!, por cierto, está basado en Historias de Cronopios y Famas de Julio Cortázar...







-Ya ves, aquí estoy con el corazón roto y cara de elefante- Dijo la tortuga Eudosia a la tortuga Delfina

Los ojos de la tortuga Delfina centellearon dentro de la caverna de su concha, pues tenía por costumbre permanecer todo el día agazapada. Había llegado al extremo de que incluso había dejado de salir para alimentarse. Grandes enemigos son los miedos para una tortuga....

-Todo por culpa de aquel Cronopio- dijo la tortuga Delfina con la voz opaca entretejida de telarañas, pues tampoco tenía costumbre de pronunciarse.

- Ay! Pero tenía una sonrisa ladeada tan simpática y me hizo el mayor de los regalos

-Regalo? A eso llamas regalo? Sencillamente dibujó un pájaro en tu concha…

-Sí, pero era un lindo pájaro y tenía unas alas que se extendían al infinito. Juntos surcamos los firmamentos y llegamos a confines que nunca antes habían sido hilvanados ante los ojos de ninguna otra tortuga. ¡Si vieras con que gracia cimbrea el viento sus caderas!!!! Y luego está el sabor de la lluvia, que cuando se amalgama con el sol siembra los campos de atávicos arco iris. Y vimos el mar que se mantiene abrazado a la tierra por el peso de las sirenas que lo serpentean, pues lo que nadie sabe es que las sirenas son peces con un inmenso corazón de plomo, por eso casi nadie nunca las ve, sólo aquellos para quienes las aguas se conjugan en sepulcro.... Si no fuera por las sirenas y sus cantos, que mantienen al mar atado de pies y manos, llegaría un día en el que éste se despegaría de los suelos para alzarse a los cielos y reunirse con la luna que es su única y verdadera amante.

-Creo que fantaseas Eudosia- dijo lacónicamente Delfina

-No! No! ¿Acaso tus ojos pueden decirme que hayan visto lo contrario??? Tú que vives tu vida dentro de la carcel de tu concha…

- Y tú? Mírate, ahí, desnuda. Ya no tienes hogar ni refugio. ¿Qué va a ser de ti cuando llegue el frío???

-No importa porque volamos tan alto que casi nos enredamos en los cabellos del sol, así que tengo un corazón de fuego que me calienta, aunque está roto. Mientras ascendíamos, yo escuchaba como las risas del cronopio burbujeaban sobre mis espaldas y…

-¿Cómo se llamaba?

-¿Quién?

-El cronopio

-Creo que no tenía nombre…sencillamente cronopio

-Entonces es como si no fuera nadie

-O quizás es como si lo fuera todo…..En fin, como decía, las risas del cronopio burbujeaban sobre mis espaldas y yo veía como la vida se esparcía en pompas de jabón que cuando uno las mordía sabían a sirope de fresa. Atravesamos las nubes cuya piel olía como la de los ángeles según me decía mi amigo el cronopio. Nos hacíamos llamar filibusteros y no parábamos de inventarnos canciones de esas que se cantan en las tabernas y él con una hoja de papel se hizo un sombrero de porcelana…

-Lamento decirte que todavía continúas en las nubes, estimada Eudosia

-No, claro que no. Lo que ocurre que esa cárcel donde estás voluntariamente recluída asesina tu imaginación, quien, como todo el mundo sabe, es la hermana sin corbata de la sabiduría…. Por fin llegó el día en el  que la lluvia, el tacto de las nubes, y el polvo del camino, acabaron por deslucir la imagen del pájaro sobre mi concha, y yo sentí que me fallaban las fuerzas para continuar volando. Así que le rogué al cronopio que renovara la imagen con aquellas tizas que en su día había empleado para adornarme. Entonces él estalló en un desconsolado llanto y comenzó a decir entre hipos que había olvidado su caja de tizas sobre una roca. Traté de calmarlo con dulces palabras y le dije que no pasaba nada, que los cronopios son así, por eso todos los niños los quieren. Pareció tranquilizarse, pero entonces vi surcar su mejilla por una solitaria lágrima donde se reflejó por última vez la belleza desvaída de mi añorado pájaro. Y esta postrera y cristalina gota con su corazón palpitante de sal, cayó sobre mi concha, extinguiendo los últimos colores con los que una vez la había vestido la mano del cronopio. Caímos casi sin darnos cuenta. Todo fue un vértigo de nubes que ascendían, aviones que ascendían, montañas que ascencían, rascacielos que ascendían, pero no, éramos nosotros los que, desgajados, descendíamos. Busqué al cronopio para mandarle un último beso y pude ver que un grupo de aves lo rescataba, pues como todo el mundo sabe los cronopios se pasan el día imitando el canto de los pájaros, así que me imagino que debió llamarlos en nuestro socorro. Lo vi montar sobre una de sus alas y mirarme con la conciencia de que ya no había tiempo. Le sonreí en el mismo instante en el que escuché un gran crujido, y vi como saltaban por los aires, como un lamento, los tristes pedazos de mi concha, que se había estampado contra el suelo. Y luego magullada me acordé de ti, y quise saber cómo te encontrabas.

-Ya ves-dijo en un hilo de voz la tortuga Delfina-aquí nada ha cambiado.

-El tiempo que viví en los aires pensaba mucho en ti y llegué a la conclusión de que cuando una tiene amor aprecia con mayor fuerza el valor de la amistad...

-Ya viene el frío, Eudosia. Te vas a helar

-Y cuando pensaba en ti mi rostro se cubría por un velo de melancolía y el cronopio me hacía carantoñas y muecas para consolarme

-¿Y te consolaba?

-Sí, el amor siempre consuela y por si solo es capaz de hacer girar el mundo, aun así a todos nos gusta mirar el cielo de noche y contemplar las estrellas…

-Ya se acerca, Eudosia, ya se acerca.

-Ya lo veo, que lindo el frío con los cabellos blancos

-Definitivamente te has vuelto loca Eudosia

-¿Sabes por qué me sentía triste por ti?

-Dímelo Eudosia, no te queda mucho tiempo

-Me sentía triste porque hace siglos que has tornado el corazón en coraza

-Se acerca, se acerca. Adios Eudosia

-El del frío será mi último abrazo, espero poder calentarlo con mi corazón roto, pero de fuego…

Entonces Eudosia en un último esfuerzo sonrió al frío que se acercaba, pues había sido su voluntad recibir con una sonrisa a aquel al que todos reciben con un castañeo de dientes. Después como estaba muy cansada pues habían sido muchas emociones, cerró los ojos.

Largo rato se estuvo Delfina mirándola, esperando un movimiento de la que en otro tiempo había sido su amiga. En algún momento llegó a la conclusión de que nunca volvería a moverse. Emitió un suspiro cansado, y las dos centellas de sus ojos, que eran su única luz, su único signo de vida, terminaron por apagarse en aquella oscura cueva de su concha, en la que había permanecido desde siempre.






EL CUENCO DE SUS MANOS

Imagen: Chema Madoz





Al Hombre más feliz del mundo





Es tan ínfimo
el cuenco que forma con sus manos
que en él apenas cabe
el arrullo de un pájaro
o una hebra de viento
En ocasiones,
la noche perfila sobre ellas
un pellizco de estrella,
o empalidecen 
aquietadas de suspiro y luna
En sus manos se ahueca
la pluma de un pavo real
el poso de un sueño
el jirón de niebla…

Claro que todo esto
pueden parecer cosas vanas
frente al pan y las lágrimas….

Sin embargo,
yo siento
que el cuenco de sus manos
es la medida del mundo,
y admiro
como sobre ellas
se deja caer
(con la majestad lenta de una hoja seca)
un único latido de su corazón
ofrenda,
lentejuela,
voluta
de la vida que se abrasa

Manos milagro
poesía
aliento
Toda la sal del océano
contrayéndose
en una única gota de agua

lunes, 24 de octubre de 2011

FELICIDAD

 
IMAGEN: MYEONGBEOM KIM





Por favor,
que alguien me ayude a sujetar mi corazón
En días como hoy temo que salga brincando….

viernes, 21 de octubre de 2011

(DES)VARIACIONES SOBRE UN MISMO TEMA

Imagen: Katja Faith



I


Náufraga en tu saliva,
en las suturas de tu cuerpo
Me acojo al veredicto de tus dientes
Moriré en un mar de sal
anegada en un grito voltaico



II


Tu mano en mi cuello
(en mi fantasía lo quiebras como una rama)
Bajo el tambor de tu dedo martillea una vena
Con tu uña
levantas la piel de mi corazón
(músculo emocional)
su crisálida estalla en una mariposa


III

Piel infinita
arena del desierto
(polvo sobre polvo)
Me arrancas de mi ser a tijerazos
Soy un rayo de luz
engullido por tu tiniebla




IV

En cada amanecer nos desmigamos
y alimentamos a las palomas que moran en nuestras sábanas
En cada una de tus caricias
habita una razón inapelable

jueves, 20 de octubre de 2011

MOONLIGHT SHADOW*








Siendo tan solo una niña
de falda plisada
y cabellos laureados en un lazo rosa,
atisbé el arribo inesperado
de un ángel gris
planeando con sus flamígeras alas
y la mirada en harapos
Esa noche
ardieron en el cielo
todas las luciérnagas,
y al enfriarse
llovieron en volutas de humo
sobre mi rostro enjabonado
Se evaporó de mi piel
el agua de colonia
El pecho se me erizó en araña
y vestí el corazón
con su tela enlutada
En un crepitar silencioso
se congestionaron todas las músicas
La voluntad de dios
ensució de hollín
el  halo esmaltado de la luna




*Esta canción sonaba durante uno de los acontecimientos más determinantes de mi infancia, y para siempre quedaron ligados....

 Ambas imágenes son de Katja Faith


SONRISAS

Imagen Katja Faith




Hay días en los que el sol
se enreja entre mis dientes,
que al morderlo
se anegan en un mar de luz
(En tu beso quisiera peinarme la boca)
Mi  llameante sonrisa
convierte en cenizas los ojos


miércoles, 19 de octubre de 2011

INFANTIA INTERRUPTUS*

Imagen Larissa Kulik





Tras una lluvia de sangre,
ante los ojos de una niña,
el cielo se coagula en un arco iris
Al final del mismo encontrará
el canto quebrado de un gorrión
y una olla llena de lágrimas






*Perdón por el incorrecto latinajo....

ENREDOS

Imagen extraída de la red. Desconozco el autor




No descansaré
hasta enredarme en la maraña de tu cuerpo
Y allí permaneceré
como un insecto a la espera de ser devorado



martes, 18 de octubre de 2011

APLAZAMIENTOS

Imagen: Anka Zhuralev






El amanecer escuece
mientras se alfombran de luz las calles
Visten mis ojos
furia de ángeles
Forjo con la piel un látigo,
mis pasos se deshojan en un herrumbrar de pólvora
A cada despertar sólo anhelo saltar por los aires
y jugar a la comba con el viento,
agitar los dedos en meandros de colores,
sangrar mis bolsillos de océano y palabras

Entonces,
¿por qué insisto en abuhardillar  mi espíritu?

Contemplo con desdén la propia cobardía
arrullo en la brisa el maldecido cuerpo de sonámbula
Quiero morar allí donde la hierba crece
y la luna se recuesta entre un canto de pájaros
El vórtice de mis venas
en azul utopía
La cresta de mi mirada
enjugándose en el reventar de una ola



POEMA CON UN POSO DE SANGRE

Imagen: Barbara Bezina






Nos amamos en picado
como dos aves que con las alas extendidas
se estrellan contra un ventanal de lujuria
De nosotros quedó
un estallido de plumas al viento
y una araña de sangre
que lentamente se seca al sol

lunes, 17 de octubre de 2011

ENTREGAS

Fotografía Sally Mann








Es en tu lengua donde mi mar se orilla
Es la tempestad de tu beso
la que desbanda mis olas







Dame tu abrazo
vestida con él volará este pájaro de alas rotas
Dame tu noche
mi cuerpo la acribillará en infinitas estrellas






Tu piel tembló
en el filo de mi caricia
¿Por qué soy yo la que yace partida?
¿Por qué tanto peso en mi corazón desmantelado?
Tu temblor fue el sismo
que a la mujer agrieta
Ahora aguardo
a que regreses
una y otra  vez
hasta volverme escombro

domingo, 16 de octubre de 2011

DESPERTARES I, II Y III

Imagen Lyllia Cornelli






Darse de bruces con el día
a la manera de la flor,
palpitantes de tembloroso rocío…




En la gota de rocío
se destila la noche,
cuajada de líquidos sueños
Al posarse sobre ella
en nuestros ojos reverbera
un destello de desterrada infancia




Al amanecer
se evaporó sobre mi piel
cual gota de rocío

EL HOMBRE EN LA VENTANA

El hombre observa desde la ventana, su mirada cae como un ave rapaz sobre los transeúntes, sus desprevenidas presas. Las piernas ligeramente abiertas, en actitud afirmativa. Todo su cuerpo es un “SÍ”, mayúsculo y sin interrogantes. No se esconde tras las cortinas, sino que las ha recogido, como si fueran el telón de un escenario, y recién hubiera comenzado la función. Ahora se pregunta de qué lado se encuentra el espectador y dónde el actor. ¿Acaso entre aquellos que caminan no existen muchos que lo hacen cómo si fueran meros espectadores de su propia vida? O quizás no sean más que actores siguiendo los dictados de un guión ya definido. Sin demasiado margen para la improvisación. Desde su posición casi se siente como el director de aquella obra, o mejor, un dios que sostiene entre las manos los hilos del absurdo guiñol que es su creación. Por un momento lo comprende, los humanos han de ser tan pequeños a sus ojos que no es de extrañar que apenas repare en ellos. Allí mismo, para él es evidente la insignificancia de ese hombre que ahora camina embutido en su Armani, con un móvil pegado a la oreja al que no para de chillarle órdenes. Condenado a repetir esa misma escena cada día, pero creyendo ciegamente en un simulacro de libre albedrío. ¿Sustancialmente qué le diferencia de aquel otro que con su mono de trabajo, se dirige presto al cambio de turno en la fábrica? A los ojos del mundo la calidad de su traje y la tecnología de su teléfono elevan al primero sobre el segundo. A los ojos del hombre de la ventana, imbuido de la majestad de un dios, ambos hombres son igualmente peones en un juego en el que cada movimiento es repetición del anterior. Creándose una falsa sensación de desplazamiento en el que nadie avanza. En realidad poco habría importado que el hombre se hubiera quedado anclado en las cavernas. Esencialmente es el mismo. La supuesta sofisticación de su civilización es un señuelo, la puesta en escena de un plan de marketing bien trazado. Basta con poner un foco iluminando las zonas oscuras, para dejar expuesto el decorado de cartón piedra. La vida, siempre escondida tras bastidores. Sólo cuando el hombre de la ventana presiona el interruptor del pequeño mando que tiene entre sus manos, y los vehículos en los que estratégicamente ha colocado los explosivos saltan por los aires, la vida parece pasar a un primer plano. Porque es ante la presencia de la muerte cuando la vida fluye con mayor intensidad por nuestras venas, y el cuerpo nos tiembla de amor y deseo de agarrarnos al mundo. Nuestro instinto de supervivencia clama por sexo y goce. Aquel hombre que corre por el asfalto, hasta que topa con una joven a la que ayuda a levantarse del suelo, sólo piensa en agarrarla y llevársela a la cama. En estos momentos siente un irrefrenable deseo de sodomizarla. Y no es que él sea uno de esos hombres que se entrega de un modo salvaje al placer carnal, sus encuentros sexuales suelen ser programados y bastante asépticos. Pero el tigre dormido en su pecho ruge libre, y mientras ambos huyen, el cuerpo de ella apretado confiadamente al de él-su salvador, su caballero andante- a través del campo de batalla, él sólo piensa en tomarla en la intimidad de cualquier callejón, aunque haya de ser por la fuerza. Sintiendo a cada paso el imperioso latir de una erección, su pene desplegándose rotundo, la carga de semen dispuesta para dispararse en ese agujero de bala que es el origen mismo de la vida, la implacable cavidad oscura de la mujer. Apenas tiene tiempo para mirar a la ventana vacía del quinto piso, y recordar la imprescindible necesidad de deshacerse lo antes posible del mando a distancia que todavía guarda en el bolsillo. Sobre el suelo sus ojos se topan con el cadáver del ejecutivo, que casualmente ha ido a parar junto al del hombre del mono. Como ratificando esa idea previa de que sustancialmente son el mismo el hombre. Ante esta visión la joven se aprieta con más fuerza a su cuerpo. Su piel escuece sobre la suya, su olor envenena el aire que inhalan sus pulmones. Por última vez contempla aquel horror henchido de satisfacción ante la perfecta puesta en escena. Siente deseos de mostrárselo y con actitud seductora decirle “nena, todo esto ha sido por ti. Este es el sacrificio que se merece tu cuerpo”. Pero claro está, no lo hace. Tal vez más tarde, sobre la cama, su voz a través del humo de un cigarro ondeando como la bandera de su victoria. Momentos antes de quebrar aquel precioso cuello blanco en el que de modo perfecto se transparenta el latido de una vena. “He ahí la vida en primer plano”, piensa…

sábado, 15 de octubre de 2011

POR ESTA NOCHE

El abrazo. Ingrid Tusell







Contuve con mis manos
la yema de una caricia,
compacta de temblorosa espera
Ya revienta en fréneticos meandros
que desembocan al delta de tu piel
(La carne fluvial)

Retuve entre mis dientes
la efervescencia de un beso
Ya su enagua de pétalos rojos
chapotea en insurgentes olas
el océano inmisericorde de tu boca
(El cuerpo a mares)

Amigo,
a la vida mendigo esta única noche
Con el paño tejido entre nuestras pieles
borraremos hasta la última de las estrellas,
para que de tan oscura
el día extravíe el camino en su regreso al cielo
y el canto se coagule en la garganta del gallo
Noche insomne sobre el lecho de tu espalda
Noche tapizada de nuestros vellos
Noche borracha de humedades
y senderos de uñas clavadas
en ornamentos funerarios
Noche en ristra de gemidos,
ensartada con las aristas de nuestros cuerpos
Noche estigia,
peregrina de pequeñas muertes


viernes, 14 de octubre de 2011

MUJER EN LA VENTANA

La imagen la encontré en la red. Desconozco el autor





Mi cuerpo
un tajo de luz en la noche
(Efigie de mujer asaetando la ventana)
Escupo estrellas
que se incrustan a la tiara del cielo
A mis espaldas
él
dándose de bruces con el sueño
(Negro sobre negro dormido)
Únicamente una flor roja revienta en su boca
Puedo saborear la sangre del labio que late,
el aliento cual gota de rocío
Pero lo olvido
y busco en la oscuridad
un motivo para no desfragmentar el mundo
Todo parece frágil vidrio en el regazo de estas manos,
o se dirían pequeñas figuras de papel
a las que podríamos reducir a cenizas
con la lumbre de uno de nuestros besos
Pero ese pensamiento se evapora con la visión de la luna
Y sé
que ya es tarde para nosotros
Sobre el alfeizar
la vida se culmina en el salto del ángel
Con las alas extendidas
mi cuerpo de harina se aplasta contra el asfalto
Un último grito rasga la membrana de su sueño
y desde la ventana del cuarto piso
contempla como sobre el pavimento negro
he acuñado la blanca cruz de su moneda
Un único río rojo mana de mi boca
y mentalmente hace apuestas sobre si  alcanzará la alcantarilla
a pocos centímetros de distancia
No hemos de creer que es frivolidad
Lo hace por no pensar
en el sabor de la sangre del labio que ha dejado de latir