Eres igual a ti, y desigual, lo mismo que los azules del cielo.

Juan Ramón Jiménez


miércoles, 29 de febrero de 2012

EL COSMOS DE AXIS, MI COSMOS, NUESTRO COSMOCITO...

Fotografía de Axis




A la maravillosa Andrea 
con todo el cariño que soy capaz de reubicar en palabras






Ella me ofrece el primer brote del cosmos, y yo me entretengo, con los ojos vueltos hacia mí-hacia ella-deletreando esta palabra. La saboreo, despacito, tanteo el intersticio, cimbreo mi lengua por sus afiladas aristas, la aplasto impunemente contra el paladar. Espuma del mar en la boca, efervescente, embravecida, jabonosa. Es la palabra la que germina de inmediato en el jardín de mi corazón.  Y ya sueño con el primer brote de su cosmos naranja. Lo sueño anunciación, presagio irrevocable de un big bang floral.  Cosmos medular y atávico. ¿Qué sonido hace el cosmos cuando brota? Será como un descorche, o el estallar de un beso, o el gemido del goce de un ángel. También me lo imagino como la risa tierna de ella, cuando mientras hablamos me dice que “se descostilla”.  No sé si se da cuenta pero me conmueve al regalarme el pálpito de esa vida que nace de sus manos. Esa flor atesora sus cuidados, su oficio, su modo singular de hacer magia. Ella no lo dice, pero creo que tiene un arco iris viviendo en su balcón. Se paró entre sus plantas un día de lluvia, y ya no quiso marcharse a ese lugar donde nacen los arco iris. O quizás, al mirarla a los ojos se le olvidó el camino. Y entonces pienso en una historia, que quizás algún día llegue a escribir: la de la mujer a la que amó un arco iris.

Y ya ven, yo he sido la agraciada con la primera flor de ese cosmos al que nunca habré de tocar, ni oler. No convertiré sobre él, en rocío la sal de mis lágrimas-¿es el rocío la lágrima de la flor? ¿al abrirse las flores, del mismo modo que los seres humanos, lloran?- , ni veré como se regocija exultante bajo el agua de la lluvia. Pero no por ello es para mí menos cosmos. Como tampoco es menos amor el que siento por aquel otro hombre con el que nunca compartiré mi vida. La única diferencia es que tanto ella como nuestro cosmos, al contrario de lo que ocurre con ese amor, carecen de filo.

Ahora pienso que toda mujer es un jardín. Pero pocas mujeres son capaces de derramar ese jardín sobre el mundo. Ella lo es(de un modo que ni ella misma imagina)….








domingo, 26 de febrero de 2012

EN LAS RAMAS

Desconozco la autoría de la imagen



Jugábamos juntos a regresar  a los árboles. Trepamos a sus ramas y obviamos la ventaja que nos concede el dedo prensil. Oteábamos la primavera y siempre éramos los primeros en sentirla llegar. El aire que trae a la primavera huele distinto, y era nuestro olfato el que nos advertía de su presencia. La recibíamos golpeándonos el pecho y propinándole al cielo alaridos de júbilo. Rechazamos el lenguaje que heredamos de nuestros padres. Nos comunicábamos a través de sonidos guturales, voces inarticuladas. Para decir “te amo”, llevabas mi mano hasta tu corazón, y la obsequiabas con un cálido latido. Para decir “te deseo” toda la humedad subía a tus ojos y yo podía ver tu vulnerabilidad en un fondo de sal. Igual que pájaros acompasábamos los movimientos de nuestros cuerpos al mecerse de las ramas en el regazo del viento. Hacíamos el amor en consonancia con la naturaleza. Desaprendimos el transcurrir del tiempo. Y cuando por fin lo logramos nos dimos cuenta de que no existe diferencia entre un instante y la eternidad. La noche siempre sucede al día, y el día siempre sucede a la noche. Qué sentido hierático puede tener medir esta alternancia. La vida es un constante deambular entre el surgimiento y la aniquilación. Todos somos como flores que se abren al sol y se mueren con la helada. Quizás por ello polinizábamos de caricias los rincones del otro, hasta los más recónditos y los prohibidos. Con el tiempo perdimos el miedo a caernos que nos atormentaba en un principio-no dolería la caída de aquellos cuerpos sembrados de pétalos-. Cuando eso ocurrió nos volvimos ingrávidos, y comenzamos a cantarle al alba como si fuéramos pájaros. Aparte del lenguaje que nos habían enseñado, también olvidamos el origen de las cosas, e inventamos un nuevo génesis. Cada estrella del cielo era concebida por nosotros durante el orgasmo. Nuestros gritos alzándose en la noche las colocaban con dedos cuidadosos en el lugar correspondiente. Nadie podría decir que las formas de las constelaciones no fueran aquellas que nosotros antes hubiéramos soñado. De nuestras sonrisas se escapaban mariposas. El tronco del árbol en el que vivíamos a veces aparecía cubierto de ellas. Nada poseíamos aparte de la piel, y aquello era suficiente. En la piel suceden todos los milagros. Incluso la piel se hace música cuando cae sobre ella la lluvia. Y a veces, el uno en el otro éramos sólo eso, música lloviendo en el silencio.
Pero un día, no sé ni cómo, ni por qué razón, nos encontramos con que habíamos bajado del árbol. No resultó desagradable el tacto de la hierba bajo nuestros pies, pero después sucedió que el camino que anduvimos estaba lleno de piedras. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, caían hasta el suelo, e iban a sumarse al número de piedras. Me tomaste de la muñeca, y  yo sentí un escalofrío al comprobar que me estabas asiendo con tu dedo prensil. Entonces supe que no habría un retorno juntos al árbol. Porque cuando quise hablar me percaté de que me faltaban palabras para decirte aquello que siempre te había dicho de un modo tan sencillo. Porque nuestro lenguaje siempre había sido un hilo partiendo de mí para ti, y de ti para mí. Y al bajar del árbol el hilo se había roto, y de nuevo las palabras se hicieron necesarias. Así que cayeron a nuestros pies, como plomo, las hermosas alas que habían brotado a nuestros costados. Y volvimos a ser parte de aquel desatino llamado humanidad. El mar sin olas donde se diluyen las personas. Y quise gritar, pero los gritos nacían en la garganta y no en la entraña. Y entonces tiré con fuerza y desanudé mi muñeca de tu dedo prensil. Corrí y corrí e ignorando tus gritos trepé de nuevo al árbol. Estuviste al pie, noche tras noche. Argumentando con millones de insuficientes palabras los motivos que había para que yo bajara. Pero me di cuenta de que el motivo fundamental lo habías olvidado, pues en ningún momento hiciste el ademán de subirte. Por lo que a la primera jornada de lluvia te fuiste para no volver. Desde aquel momento continúo sola en el árbol, tratando de desaprender las marcas que dejaron en mis talones las piedras del camino. Preguntándome por qué alguna vez los hombres bajaron de las ramas de las árboles para comenzar a caminar sobre dos patas. Bien podrían haberse quedado sobre ellas, mirando la noche, y esperar el momento en el que brotasen de nuevo las alas que se esconden en sus costados, para echarse a volar. Y mientras esperan acompasar sus cuerpos al balanceo de las ramas en el regazo del viento, y soñarse pájaros.



viernes, 24 de febrero de 2012

BOCAS EN LA NOCHE

Tomé la imagen de aquí ART SHAPE IV pero desconozco autoría









La noche se llena de bocas
germinadas de deseo
bocas succionadoras
bocas omnívoras
lenguas amorosas entre afilados dientes
Hay un sexo crudo
soñando peces
que resbalan a un mar de lodo,
hay un motín a bordo de los cuerpos
Alguien guardó una verdad dentro de un pozo
Tu ojo sensible
cae hasta la negrura
y estalla en lágrimas blancas,
nuestras pieles refulgen
la noche plagada de bocas,
del interior
hasta la periferia
carnes en diáspora
Sí,
esta noche tiembla de bocas
y los cielos gotean saliva
Ponle de nuevo voz a mi fuego
una voz inarticulada,
una voz inmaculada
y legítima como un silencio
Tu sexo al aire
reintegra a la atmósfera
mi crudo sexo tapado,
-escondido, no se curte
 sexo tierno abriéndose en flor-
e inunda la oquedad del pozo
La verdad emerge flotando
y nos ahoga
en un mar blanco
También
blanco es
el silencio mortuorio de esas bocas
que se cierran
al final de la noche

jueves, 23 de febrero de 2012

LA GEISHA DE LARA PINTOS

Pintura de LARA PINTOS





Gracias de nuevo a Susana y a Lara




Os dejo aquí uno de los poemas que escribí para las pinturas de Lara. Como la entrada que le dediqué era bastante larga, creo que mucha gente la habrá pasado de largo...




Volátil
camina la geisha
sobre sus diminutos pies
azules de tradición
y misterio
Hermética
la boca roja
-atesora un silencio de grullas de papel-
inalcanzable
como la línea del horizonte
El mirar de la geisha
atraviesa
el blanco corazón del agua,
-livianas navegan flores de té
desposeídas de su ancestral secreto-
Ella es
figura de ensueño
que jamás sueña,
palabra
entre nieblas
pronunciada

miércoles, 22 de febrero de 2012

COSAS QUE SABEMOS PERO A VECES OLVIDAMOS

Imagen: Barbara Bezina






La gente grita demasiado
para hacerse oír
en el fragor de una tormenta
Olvidan la esterilidad
de la palabra que nace en la garganta
Sólo aquella que emerge de la sangre
es capaz de cincelarse en voz
Así ocurre con el clamor de las olas
y la canción del pájaro
Pon la mano sobre mi pecho
aquí
en el lado izquierdo
y sabrás de qué te hablo




TE AMO

Emitir dos palabras,
oír un sonido
como un chocar de piedras
y dar comienzo a un fuego


lunes, 20 de febrero de 2012

DESTINO FALLIDO

Imagen: Alejandro Obregón






Y en el silencio de la noche
damos vida a dragones
con nuestro aliento
-deshojamos desnudez
en flores de aire-
Prisioneros de la sangre
militantes de un presente
que llega con el corazón atravesado
cauterizamos la herida en la hoguera de un beso
y nos negamos a abandonar las reliquias
de un amor
que nació mártir

viernes, 17 de febrero de 2012

IMPERIALISMO DEL YO

Imagen: Nan Goldin





El goce
hasta nuestra completa disolución
en él

De nuevo nacer
apenas un párpado que se abre
para descerrajar la luz

Ser
-no más-
en las conjeturas del cuerpo:
sábana blanca lamiendo mi seno
sexo húmedo enfriándose entre las piernas
un dolor delator en las nalgas

En la mano
un dedo combativo
se niega a desgarrarse de tu tacto
-de izquierda a derecha-
resiste
-centinela-
en seis centímetros de espalda

hasta que de nuevo se divisa
al yo
autócrata
que entre restos placentarios
viene a someter mis sentidos
bajo su incontestable yugo

jueves, 9 de febrero de 2012

TIEMPO DE TEDIO









Se derraman ojos
al paso de las horas
-duerme el césped en los jardines-
El cielo florece balas
que siembran de muerte
la tarde
-la lluvia cae serena y roja-
En algún lugar del mundo
la humanidad
acaba de  aniquilar
al último ejemplar
de alguna especie
Y mientras tanto,
yo
desnudo mi tedio
y me abro de piernas a la palabra
Sus aristas afiladas
acometen mi pelvis
la descarnan
y la engullen hasta el carozo
-su lengua bulbosa
perenne de agua
se niega a mi sed-
Cuando se silencian
me sumen en una intemperie
todavía mayor

Dicen de mí
que abomino de lo tibio,
pero todos ignoran
que mi condena
es arrastrar esta locura
tan absolutamente insuficiente..

PASEO(CON DIVAGACIONES) A TRAVÉS DE LA OBRA DE LARA PINTOS

Uno de los "Autorretratos (comiendo casas)" de LARA PINTOS








Fue Susana-intuyo que en connivencia con El Maquinista Ciego, La Revisora, y el siempre soñador Muchacho-la que me condujo, como entre nieblas, hacia Lara Pintos. Enseguida le agradecí su sugerencia de echarle un vistazo a la obra de esta artista-amiga suya-basándose en su intuición de que sus cuadros podrían sentirse en buena compañía junto a mis letras. Y yo, como siempre escucho a mis espaldas las pisadas del tedio en relación a lo que escribo-con la conciencia de que casi todo lo que me gusta, proviene de un estímulo exterior-, me dirigí con alegría a su web, para un primer paseo entre sus ilustraciones. Desde la primera incursión la obra de Lara me pareció sutil, delicada y femenina. E intuí que sólo de este modo podría adentrarme en ella. “Así que nada de aspavientos, ni contundencias”-me dije.  Aquí sólo caben las palabras-regazo, porque quizás así son sus cuadros. Cuadros-regazo, donde una aquieta la mirada, con el mismo olvido de si misma que a veces posee el mar. Entonces dejé al lado mis olas, mis tormentas, y comencé a escribir. Y fue cuando me surgió la duda: ¿y si mi visión de la obra de Lara, se aleja de lo que ella desea transmitir? ¿escribir algo sobre ella sin conocer su propia visión no sería de algún modo apropiársela de forma ilegítima, contaminarla? Toda obra se universaliza en su exhibición o publicación. Sin embargo la relación entre el autor y su obra, a la fuerza, ha de ser íntima. Tengo muy claro que respeto esa relación, por lo que hablé con Susana, para que me pusiera en contacto con Lara, y así me hiciera llegar su percepción de la misma. Y una vez intercambiamos un par de e-mails, lo que yo misma había escrito se clarificó ante mí-a veces ocurre que mis propias palabras se me presentan oscuras, como si sus motivaciones fueran en parte subconscientes-. Con unos cuantos retoques, lo que ya había escrito adquirió una dimensión más próxima a lo que Lara me había transmitido. Le envié un par de poemas por los que se manifestó contenta. Algo que no quiero dejar de agradecerle desde aquí. Es muy satisfactorio asistir a una reacción positiva tan natural por lo que una escribe. Y he descubierto que es realmente estimulante sumergirse en la obra de otra persona.
Lara da en sus pinturas protagonismo a los objetos. Muchos de ellos se enmarcan en el ámbito doméstico, quizás porque es en este ámbito donde los objetos se contaminan en mayor medida del espíritu de las personas. ¿Cuánto de ellas queda en su entorno cotidiano?-me planteé al ver la obra de Lara. Ella dota al objeto de un lenguaje que nos conduce hasta las personas, pero que tampoco se aleja del objeto, sino que nos lo acerca en un nuevo contexto. Alterar el orden de las cosas para dotarlas de un nuevo orden, que invita al arrimo, es la base del juego. Y jugando se revela el poso del ser en el objeto. Esto es lo que yo pensé al escarbar en la serie “Recuerdos de una silla”, a la que fueron destinados mis dos primeros poemas.
Sin embargo a lo que no paro de darle vueltas es a las “mujeres-casa” de Lara. Al pensar en ellas he recordado aquello de que en los tiempos de las cavernas los clanes nómadas, a pesar de vivir trasladándose de una cueva a otra, siempre encendían el fuego con las mismas piedras, y eran mujeres las encargadas de transportar ,entre las distintas cuevas, esas piedras que constituían el “hogar”. ¿Cuáles son los motivos de tan temprana identificación de la mujer con el hogar? ¿Por qué este ha sido su territorio desde tiempos remotos? Pienso entonces que el cuerpo de la mujer está ya fisiológicamente construido para ser por si mismo una “casa”. Aunque, claro está, que esa capacidad de la mujer de constituirse en cobijo y hogar-capacidad que es capaz de contagiar a su entorno, con el que acaba por conformar un todo- no se puede simplificar a motivaciones naturales, y tampoco pretendo entrar ahora en los condicionantes históricos y culturales…. Lo único que quiero destacar es que esto es retratado a la perfección por las mujeres-casa de Lara.  Mujeres, como nosotras, en que el hogar y "lo femenino" han sido-y son- dos condicionantes fundamentales. Así sea porque lo acepten y abracen, o porque renieguen de él. En sus imágenes veo representada esa contradicción tan arraigada en las mujeres. Por un lado la casa como eje del cuerpo, y por otro esas piernas que se estiran y parecen ansiar expandirse. Lo mismo ocurre con sus tazas-un elemento que también se circunscribe en el entorno de lo femenino- en las que otra vez sobresalen las largas e inquietas piernas, y el líquido que se derrama, como si ese fuese un acto de rebeldía a través del que alcanzar la libertad. Renegar de” lo femenino”, es estar, en cierto modo, supeditada a ello. Nuestra libertad no está en “masculinizarnos”. Se trataría más bien de aceptar que “lo femenino” es un elemento más que nos constituye, pero sin llegar a reducirnos, ni permitir que nos reduzcan a ello. He pensado entonces que las mujeres siempre han sido como pájaros viviendo sus vidas en una jaula, que en muchos casos han acabado por reducirse a ésta. La mayoría inconscientes de que se las impedía volar. Por otro lado, y a pesar de esto, las mujeres siempre  han sabido deleitarse como nadie con la tibieza del sol a través de una ventana, y desde detrás del cristal han entonado sus cánticos de amor a la vida. E incluso muchas de ellas han sido capaces, a lo largo del tiempo, de hacer suyos los versos de Alejandra Pizarnik, aquellos que dicen: “la jaula se ha vuelto pájaro/y se ha volado”. Porque en este caso jaula y pájaro son una misma cosa. Por lo que de la jaula no se puede escapar, pero, quizás, si no le ponemos límites a nuestras alas, conseguiremos finalmente sacarlas a través de los barrotes y alzar el vuelo. Puede que sí, que  esté en nuestras manos elegir entre quedarse en jaula, o volar para engrosar la tribu de las mujeres-pájaro.

Estas son algunas de las cosas que he estado pensando mientras paseaba por la obra de Lara Pintos…



Os dejo aquí también el enlace a su blog donde aparecen los poemas que escribí acompañando a sus cuadros:

http://www.larapintos.com/la-geisha-de-vera/


http://www.larapintos.com/poemas-de-vera-eikon/

jueves, 2 de febrero de 2012

LA CHUMBERA DEL PARQUE GÜELL

Imagen sustraída de la red




Ellos eran dos siluetas caminando por el Parque Güell. Dos siluetas de luna menguante, casi escuálidas. El amor les había dejado apenas los huesos y la piel, la cual era el espacio imprescindible para amarse. A veces, las dos lunas menguantes se juntaban para formar una silueta de luna llena, temblorosa y oscura, recortándose en la gravilla. Compartían la sensación de ir deslizándose, lentamente, por entre las imágenes de un sueño. Era Septiembre, y en la tarde de su llegada-tan solo unas horas antes- un tornado se había ahuecado en el corazón de Barcelona. Ella se preguntó acerca de los tesoros que el tornado se habría llevado en su mochila. Seguro que flores y hojas también. Quizás el vuelo de algún pájaro. La cáscara vacía de un beso. El llanto de alguna ruptura. Desconocía la razón, pero se imaginó al tornado aspirando todas las estrellas del cielo. Pero no era posible, aquello había sucedido durante el día. El tornado a su paso había dejado un calor sofocante. Peor era lo de Nueva Orleans, que en aquellos momentos permanecía sumergida bajo las aguas. “Nueva Atlántida”, pensó soñadora, casi en un susurro. En la corte de Francia el ducado de Orleans solía corresponder al hermano del rey, aquél más inmediato al trono. Éste recibía de sus súbditos el tratamiento honorífico de “Monseuir”. Su esposa recibía el de “Madame”, aunque este también era un título que podía atribuírsele a la hija del monarca. Se preguntó en qué momento histórico este tratamiento habría pasado de la realeza al pueblo. Cuándo comenzó a “popularizarse”. Quizás tuviera algo que ver con la revolución francesa. Aunque, según creía recordar, en aquella época solían utilizarse los términos “ciudadano”, y “ciudadana”. Incluso para escarnio de Luis XVI, durante su periodo de reclusión antes de ser ajusticiado, se dirigían a él como “ciudadano Capeto”. En referencia a Hugo Capeto, el primero de sus antepasados en ser rey de Francia, no nacido de linaje real, y del que descienden tanto la dinastía de los Valois como la de los Borbones. Quizás algún día Juan Carlos I de España acabaría por ser designado como Juan Carlos Capeto. Aunque aquello parecía improbable…

Entonces sintió como unos brazos la arrancaban de su ensueño.

-Mira, ven-dijo él-Una chumbera.

Ella se dejó conducir, un tanto titubeante, como si el suelo fuese una superficie esponjosa y dúctil, en la que corriera el riesgo de hundirse. Si no los disciplinaba sus pies tenían la costumbre de encaminarse como los de una torpe miope. Enseguida se encontraron al pie de la chumbera, cuyas ramas florecían de higos.  Sin apenas disimulo él comenzó a arrancarlos del árbol, y a ofrecérselos.

-Pero ¿qué haces? Nos llamarán la atención...-le advirtió ella

-No te preocupes, nadie nos mira-contestó sonriente

Era cierto. A su alrededor sólo había unos cuantos turistas japoneses que daban la sensación de ver la vida a través del objetivo de una cámara. Cuando reunieron la cantidad suficiente de higos, corrieron a las escaleras, y se sentaron a la vera del dragón. Sus ojos perseguían las formas que iban dibujando los mosaicos, y que en la cercanía perdían la homogeneidad y consistencia que le otorgaba la distancia. Y de modo paralelo sus dientes se hincaban en la pulpa de los higos, cuya amalgama de sabores se iba descomponiendo en el paladar. Las pequeñas y punzantes espinas que cubrían su superficie se les clavaban en los dedos, y en la palma de la mano. Pero tampoco importaba, pues-como él dijo- los grandes placeres siempre exigen de una retribución. Y de este modo el sol siguió deslizándose hacia el oeste. Allí, donde ellos vivían, todavía no habría anochecido. Observaron felices como un paño de sombras iba cubriendo lentamente aquella ciudad, para ellos, todavía misteriosa y casi desconocida. Se levantaron, y sin prisas, se encaminaron a callejear lo oscuro, y a levantar el paño donde ellos desearan enfrentar desnudez…
La noche transcurrió tan apacible como un ronroneo. Apenas dejaron la calle para cenar sushi en un japonés, y tomar una copa. Sus cuerpos penetraban en el trazado con familiaridad, abrazados.  A ella le molestaron los zapatos, por lo que él se descalzó, y le conminó a que tomara sus sandalias. Se desorientaron , y no les quedó más remedio que preguntar, a la primera mujer que encontraron, cómo dirigirse a la pensión.


-Uy!- se desesperó la desconocida-Eso queda muy lejos. Será mejor que toméis el metro, o un taxi.


Ellos sonrieron, y la mujer se encogió de hombros. “Enamorados….locos, al fin y al cabo padecen parecida enfermedad”, eran las palabras esbozadas con aquel gesto. Sin embargo a ellos aquella ciudad tan llana les parecía tan “paseable”, tan fácil de caminar, en contraste con  la ciudad en la que vivían, toda conformada de cuestas, que no creyeron necesario rendirse a otro medio de locomoción que sus propios pasos.
Continuaron caminando envueltos en ráfagas de besos. Música de suspiros, gemidos, componían la banda sonora de la noche. Tan solo el deseo los acuciaba, de lo contrario se hubiesen abandonado a aquellas calles. Más pronto de lo pensado tropezaron con la puerta de la pensión. Ahora sí con prisas, subieron las escaleras, y saludaron armoniosamente al encargado que parecía aburrirse al pie del arcaico mostrador. Entraron ansiosos en la habitación y comenzaron a desnudarse. La suya sí era una desnudez integral. La ciudad nunca acabaría de desnudarse del todo. Prolongaron en sus cuerpos las avenidas, las luces, los balcones de los edificios. Sus cielos no parecían disponer de límites. Sus abismos tampoco. Al acariciarse sentían el ardor de las espinas de los higos que ahora moraban en las yemas de sus dedos. Se deslizaban sobre las pieles en forma de dragones, y misteriosos mosaicos. Ahora ellos eran el Parque Güell. Ella recordó sus palabras de la tarde: los grandes placeres siempre exigen retribución. Aquellas eran las espinas del amor. Quizás algún día fueran sus añicos. Sacudió este pensamiento como si fuera una mosca, que en su huída acabó por estrellarse en el cristal del orgasmo…

miércoles, 1 de febrero de 2012

DE LAS LOBAS DE MACHECOUL A LOS ENAMORAMIENTOS






Esta mañana pensaba en Las Lobas de Machecoul. Probablemente no sea ésta ni la mejor ni la más conocida novela de Dumas. Y si lo pienso, tampoco recuerdo muchos detalles de su argumento. Sin embargo hay dos cosas que creo tener presentes de la misma y que resumen la atracción que en su momento pudo ejercer esta novela sobre mí: la conciencia de que existen personas capaces de exponerse por llevar a cabo sus ideales, que – pudiendo resultarnos equivocados o no-tienen como fin último la creación de un mundo más justo. Y la otra son sin duda los dos personajes femeninos.  Las Lobas son dos mujeres en los márgenes, dentro de una sociedad y, sobre todo, un estrato social tan encorsetado, que los márgenes casi no existen, sino que es necesario inventárselos. Las Lobas dentro de su condición y educación femenina, demuestran el mismo valor y arrojo que los hombres, y se exponen atrayendo hacia si las miradas reprobatorias de su época. Anteponen su animalidad y la llama que inflama sus corazones a las convecciones sociales, y a los apelativos insidiosos- ese mote que trata de escarnecer, “las lobas”, acaba por ser laurel-. El caso es que siempre han existido mujeres así, pero generalmente se las condena a la oscuridad. Y a las mujeres que se rebelan muchas veces la literatura les depara un final amargo. Todos sabemos como acaba Ana Karenina. Y la misma Natascha  de Guerra y Paz tiene que reprimir su temperamento exaltado y rebelde para conseguir la felicidad y acabar convertida en una matrona. Pero no era esto en lo que yo pensaba a la mañana. Sino, por ejemplo, en la diferencia entre las Lobas y la tibia Costanza de Los tres Mosqueteros. Y en que Dumas dibuja en esta misma novela uno de los personajes más malvados sobre el que he tenido el placer de leer. Que además es mujer. Milady aúna a su total falta de escrúpulos dos cualidades casi complementarias: agudeza y capacidad de persuasión. Para penetrar este personaje es imprescindible haber leído los libros-las películas sobre Los Tres Mosqueteros son en general muy malas-. Pero para mí existe un único episodio en el que Milady expone magistralmente sus verdaderas cualidades. Para conseguir que su carcelero acabe matando a su superior, el Duque de Buckingham, es necesario leer mucho y bien en su alma. Y esto mismo es lo que finalmente atrae de ella como malvada. Y la convierte en un personaje casi único.
Pues bien, andaba yo pensando esto en la mañana, cuando al mediodía, continuando con mi lectura de Los Enamoramientos de Javier Marías-que a veces me atrapa, y a veces me aburre. Quizás porque la manera que la narradora tiene de reflexionar acerca de los acontecimientos es tan hasta la saciedad como la mía. Por lo que a veces me canso, del mismo modo en el que me canso de mí misma-, cuando la narradora comienza a referirse a ciertos episodios de Los Tres  Mosqueteros asociándolo a algo que le está aconteciendo. Y ahí es cuando me sorprendo al leer que, según la narradora, Milady es el mejor personaje femenino malvado de toda la historia de la literatura.  Bueno, yo no he leído tanto como para decir esto, pero me divirtió leerlo, y me sorprendió  hacerlo justo hoy. No puedo afirmar que si el personaje de Marías habla así, él piense así. Pero recordé que hace poco leí en el semanal una columna de Reverte, en la que hablaba de la amistad que existe entre ambos, y de que Marías le había comentado que tenía ganas de releer El Conde de Montecristo-ésta sí es la mejor novela de Dumas, en mi opinión-. A lo que Reverte responde que sin duda ésta era un ejemplo de “novela total”. Bueno, está claro que Reverte es un fan de Dumas convencido. No en vano una de sus novelas se titula “El club Dumas”. A dicho club-y siempre en la novela-pertenece Umberto Eco. Pues, no hay que olvidar, que el método que el asesino emplea en El nombre de la rosa, es un homenaje a la novela de Dumas La Reina Margot. Y luego recordé que en Rojo y Negro de Stendhal el protagonista se enamora de una mujer de una familia cuya importancia nobiliaria estriba en que son descendientes de La Molé, el amante de la Reina Margot que, acusado de traición, es finalmente ajusticiado. Aunque creo que Stendhal se habrá basado más en el acontecimiento histórico que en la novela de Dumas… Siempre  me ha divertido el modo en el que Dumas transforma los acontecimientos históricos en su novela. Como si pusiera la historia al servicio de la ficción. Y le reconozco su maestría novelesca. Quiero decir que el hecho de escribir folletines, y la necesidad intrínseca a este formato,  quizás haya desarrollado en él una habilidad sin precedentes a la hora de dejar siempre la acción en suspenso-y de inventarse primero una acción que haya de suspender-. Las novelas de Dumas son como una sucesión de climax. Como un amante habilidoso con la que una cabalga de orgasmo en orgasmo. Quizás los arrumacos, las palabras de amor, y los preámbulos tengan relativa importancia. Quizás no existe amor, ni la comunión exaltada –casi mística- entre dos seres. Pero el sexo es imaginativo y satisfactorio. Eso es lo que siempre he pensado de Dumas y sus novelas. Es entretenimiento, y no va a existir un antes y un después de leerlo, ni va a cambiar nuestra percepción del mundo ni de la literatura-al menos en mi caso, no puedo hablar de los demás-. A mí me entretiene, lo disfruto, quizás porque hace años que no tengo demasiadas pretensiones en mis lecturas, voy leyendo lo que cae, lo que me recomiendan, a veces incluso leo por ponerme en la piel de personas en cuya piel me gustaría estar…. Del mismo modo que siento que no tengo pretensiones en lo que escribo, quizás porque existen tantas formas de belleza, que no quiero encorsetar la palabra,  la pienso libre y respirando, buscando ella misma su lugar.... Por eso, este mediodía, me quedo un tanto estupefacta al darme cuenta de cuántas novelas, de algún modo, convergen en Dumas. Y otra vez me doy cuenta de algo con lo que muchas veces topo de bruces y que no acabo de aprender. No se debe ni subestimar ni encasillar a nadie. Nuestra propia libertad y enriquecimiento pasa por dejar al lado los prejuicios….En fin… Se nota que no estoy yo muy creativa en el día de hoy. Sólo me apetece divagar y divagar. Voy a acabar pareciéndome al personaje de Marías…