Un nido adentro
el silencio
cabaña hecha con ramas de transparencia
por manitas de niño
piedra de un hogar que transportamos
desde la infancia
por todas nuestras edades
por todas nuestras edades
tal y como hacían las mujeres
en los clanes nómadas
Quisiera pasarlo de mi regazo al tuyo
pero volátil como el cuerpo de la nieve
se evapora al roce
compartirlo igual que pan
y observar tu dedo jugando sobre el mantel
con sus migajas
reencontrarlo como al perro
que a hurtadillas alimentábamos
por debajo de la mesa
En el extravío
empuño mi silencio
como a un faro
o el cielo a la estrella del norte
¿de qué costado mana el viento
que aviva su lumbre?
4 comentarios:
Mi brújula emocional marca el apasionado sur.
Es viento de pasión.
Besos
Un viento propio del corazón... UN abrazo.
Tenemos muchas noches de edad. Eso nos salva.
Gracias por este poema, Hermidalonga.
Besos.
acunar al niño que nos habita y regalarlo, compartir como el pan cada vuelo. Sí, yo uiero creeer que sí es transferible.
Besos
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