El sonido de los grillos es cosa de las noches de la
infancia, porque en realidad creo que jamás volvemos a escuchar a otros
grillos, sino que los que hoy cantan rozando sus patitas, la una contra la otra,
son los mismos grillos de cuando éramos niños. Esto sucede a menudo con la escucha. Ciertas
voces como la de la lluvia contra el cristal, o el rumor de la caracola sobre
la que colocamos la oreja, suceden siempre enla niñez. Son como esas
estrellas que contemplamos en el cielo pero que quizás ya no existen. Una luz
que viaja desde atravesando el pasado hasta nuestro asombro. Ha de ser que el asombro no
madura, que jamás se hace adulto. El asombro o es niño, o no es.
1 comentario:
El asombro, esa cualidad innata en los niños y que nos define y determina para siempre. Creo que es una de las cualidades más hermosas que tenemos y una de las más difíciles de mantener con el paso del tiempo.
Un abrazo, Vera!!
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